Mostrando entradas con la etiqueta LENGUA CASTELLANA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta LENGUA CASTELLANA. Mostrar todas las entradas

viernes, 26 de abril de 2019

LIBRO PRIMERO, DEL ORIGEN Y FORMACIÓN DE LA LENGUA CASTELLANA


LIBRO PRIMERO

DEL ORIGEN Y FORMACIÓN DE LA LENGUA CASTELLANA

1540.

1. Diálogo de la lengua por Juan de Valdés.

Dos códices se conocen de esta preciosa obra. Uno se halla en la Biblioteca Nacional de Madrid: lleva la signatura X-236; consta de 96 hojas útiles; es copia de otras copias, y además le faltan dos hojas, la 79 y la 83. El otro lo guarda el Museo Británico de Londres, y es la copia que mandó sacar Mayans para publicarla en los Orígenes de la lengua española.

Se han hecho las impresiones siguientes:

I. Diálogo de las lenguas Marcio, Valdes, Coriolano, Torres.

Publicado por D. Gregorio Mayans y Siscar en el tomo II de sus Orígenes de la lengua española: Madrid. 1737, en 12:, págs. 1-178 del tomo II.

Mayans en el tomo I de dicha obra, páginas 179 y 180, escribe lo siguiente:

La Copia de este Diálogo que me ha servido de original, en su impresión, es la misma que tuvo el más diligente i más curioso de quantos Historiadores ha tenido España hasta el día de hoi, Gerónimo Zurita; de la qual copia hizo mención el Dotor Juan Francisco Andrés de Ustarroz en los Progresos de la Historia del Reino de Aragón, que añadió i publicó el Dotor Diego Josef Dormer, Arcediano de Sobrarve, en el cap. IV, donde se trata de Los Vestigios de la Librería Manuscrita de Gerónimo Zurita, núm. 27, cuyas palabras son estas:
Diálogo de las Lenguas. Es obra mui curiosa y digna de la estampa por ofrecerse en ella muchas Reglas para hablar con perfección la Lengua Española. Escriviose en tiempo del Emperador Carlos V, i guarda este Manuscrito el Conde de San Clemente.
Después fué a parar en la Librería de un Librero de Zaragoza con otros Libros manuscritos mui preciosos, los quales compró el Bibliothecario Mayor del Rei nuestro Señor en el mes de Marzo de este presente Año 1736. En este manuscrito faltaba una hoja, que con ninguna diligencia he podido suplir; porque aunque de paso vi en la Real Librería de San Lorenzo una copia deste Diálogo, provablemente es un traslado de ésta, como lo indica el carácter de la letra mucho más moderno i el faltarle lo mismo, y además de esso la primera hoja. Acudí a los Índices, i en ellos no pude rastrear indicio alguno del nombre del Autor.

Según se ve, d. Gregorio se valió del ms. de la Biblioteca Nacional, al que no le faltaba entonces más que la hoja 83.

2. Diálogo de la lengua (tenido
ázia el A. 1533) i publicado por primera vez el año de 1737. Ahora reimpreso conforme al MS. de la Biblioteca Nazional, único que el Editor conoze. Por Apéndice va una carta de A. Valdés. ... Madrid: Año de 1860. Imprenta de J. Martín Alegría. Paseo del Obelisco, número 2 (Chamberí). 8.°, LIII, 205, 71 págs.

Forma parte de la Colección de reformistas españoles de D. Luis Usoz y Río, quien ilustró el Diálogo con una introducción y 1.084 notas sobre variantes relativas a la edición de
Mayans principalmente.
Esta edición de Usoz es correctísima. Cuando la hizo, ya le faltaba al ms. de la Biblioteca Nacional, además de la hoja 83, la 79.

Pone como interlocutores a Martio, Valdes, Coriolano, Pacheco, Torres, aunque considera a estos dos últimos como uno mismo.

3. Diálogo de la lengua escrito por Juan de Valdés hacia el año 1533 en Nápoles (reimpreso, Madrid 1860) Marcio, Valdés, Coriolano, Pacheco.

Es una reimpresión de las 16 primeras páginas de la edición de Usoz. La hizo el año 1865
en Halle (Druck der Waisenhaus-Buchdruckerei) el profesor de lenguas romances de la Universidad de Estrasburgo, Eduardo Boehmer, para enseñar a leer el castellano a sus discípulos. Consta de 8 páginas a dos columnas; cuatro de aquéllas contienen observaciones gramaticales.

4. Diálogo de las lenguas.

En la edición de los Orígenes de Mayans hecha por la Sociedad La Amistad Librera,
con un prólogo escrito por D. Juan Eugenio Hartzenbusch y notas por D. Eduardo de Mier
(Imprenta de Rivadeneyra), año 1873, se pone el Diálogo de Valdés al comienzo (págs. 1-148),
sin mencionar para nada la correcta edición de Usoz.

El Diálogo de la lengua, como se colige de las indicaciones bibliográficas que preceden, permaneció desconocido e inédito por espacio de dos siglos, y el nombre de su verdadero autor no ha sonado hasta el presente, Al generoso valentino, d. Gregorio Mayans, corresponde la honra de haberlo publicado, si bien como anónimo, según el único manuscrito conocido que, procedente de la librería del cronista Zurita, existía en la Biblioteca Real, donde todavía está, según queda dicho, en el fondo de manuscritos; y al erudito D. Diego Clemencíu el haber afirmado, en su Comentario al Quijote, que la obra era de Juan de Valdés, pues si bien d. Casiano Pellicer dijo que la escribió un Valdés, asienta que es Alonso, en su Tratado histórico sobre el origen y progresos de la
come ii y del histrionismo en España, impreso el año 1804. Hoy no cabe vacilación de ninguna especie sobre cuál es el verdadero autor de esta obra, después de los eruditísimos trabajos de los Sres. Don
Pedro José Pidal, D. Luis Usoz y Río, Benjamín B. Wiffen, Edward Boehmer, D. Fermín Caballero y D. Marcelino Menéndez y Pelayo, quienes con documentos y citas históricas o con razones filológicas han dilucidado este punto de una manera incontestable.

Pero Mayans, si mereció bien de las letras por la publicación que llevó a cabo, mereció al par censura por la edición incorrecta y mendaz que hizo de él, autorizándola con su nombre aquél que había dado feliz y brillante término a empresas que exigían mayor empeño.

I. Artículo del Sr. Pidal, intitulado De Juan de Valdés, y de si es el autor del Diálogo de las lenguas, en la Revista hispano-americana, periódico quincenal, publicado bajo la dirección de D. J. J, de Mora y de D. P. de Madrazo, Tomo I, Madrid, imprenta a cargo de M. Rivadeneyra, 1848. Págs, 18-30.

Usoz, en el prólogo de su edición del Diálogo de la lengua y en los de los tomos IV, IX, X, XI, XV,
XVI y XVII de sus Reformistas antiguos españoles.



Life and writings of Juan de Valdés, otherwise Valdesio, Spanish Reformer in the sixteenth century ... London. Bernard Quaritch, 1865.

Cenni biographici sui fratelli Giovanni e Alfonso di Valdesso. 1861 (por Boehmer).

Biblioteca Wiffeniana. Spanish Reformers of two centuries from 1520... By Edward Boehmer... First vol... 1874. Printed in Francke´s Orphanhouse, Halle o/s (págs. 64-130). El segundo vol. fué impreso el año 1883 en la misma ciudad y oficina. Ambos en 4.°

Conquenses ilustres por D. Fermín Caballero. Tomo IV. Alonso y Juan de Valdés. Madrid. Oficina
tipográfica del Hospicio, 1875. Págs. 245-263.

Historia de los heterodoxos españoles, por el Doctor D. Marcelino Menéndez y Pelayo... Tomo II. (Colofón:) Acabóse de imprimir en Madrid por F. Maroto e hijos, X Diciembre de MDCCCLXXX. 4.° cap. IV, págs. 149-207.


Ya el título de Diálogo de las lenguas que puso es inconveniente,
supuesto que en él no se trata más que de la castellana; y las frecuentes alteraciones que se von, y las palabras mal leídas, equivocadas o modernizadas a su antojo, como hablista en vez de hablistan o hablador, ausencia por absencia, principalmente en ésta por especialmente á ésta, empañan la veracidad del original. Por lo cual no es explicable cómo recientemente, en el año de 1873, una persona de reconocida ilustración, el Sr. D. Eduardo de Mier, y un escritor ilustre, así en el arte de Lope y Calderón, como en todo género de estudios filológicos y literarios, el Sr. D. Juan Eugenio Hartzenbusch, hayan autorizado con sus firmas una reimpresión a la letra del Diálogo publicado por Mayans, desde el título inclusive, sin que en el prólogo del segundo de dichos señores, ni en las notas del primero, se haga mención alguna del manuscrito de Zurita, de la copia que sacó d. Gregorio, y que está hoy con muchos de
sus papeles, en el Museo Británico, ni de la correctísima edición hecha el año de 1860 por Usoz, quien prestó a las letras castellanas, aunque sus designios fueron de propaganda herética, un señalado servicio con tan preciosa, correcta e ilustrada edición del
Diálogo de la lengua, que es en ella su título acertadísimo.

Erró, no obstante, Usoz al decir que esta obra fué compuesta hacia el año 1533; yerro que repitieron Wiffen y Boehmer, pues dado que en ella se habla de los cuatro libros del Cortesano, compuesto en italiano por el Conde Baltasar de Castellón, y agora nuevamente traducido en lengua castellana, y se hace referencia de Garcilaso como de persona viva al decirse: Huélgome que os satisfaga; pero más quisiera satisfacer a Garcilaso de la Vega, con otros dos caballeros de la Corte del Emperador, que yo conozco; ni pudo ser escrito el Diálogo hasta el Abril de 1534, en que se publicó la traducción de Boscán, ni después de Octubre de 1536, en que murió en Niza aquel gran poeta, por la herida que recibió en el heroico asalto de la fortaleza de Frejus. Los atinados razonamientos de D. Fermín Caballero y de los Sres. Fabié y Menéndez Pelayo (I) apoyan y autorizan esta afirmación. Pero no debemos callar aquí que el Rdo. P. Miguel Mir, en su Discurso de recepción en la Academia Española, dice que el Diálogo de la Lengua fué escrito por los años de 1540, fecha que se funda, al decir de tan insigne maestro (aunque no lo consigna en dicho Discurso), en ciertas referencias que se hacen sobre los sucesos políticos de aquel tiempo, tan menudamente conocidos por el sabio jesuita, merced al estudio y publicación que, juntamente con otros religiosos de la Compañía, ha llevado a cabo de las Cartas de San Ignacio. Podrá objetarse la fecha de la muerte de Garcilaso; pero ¿no podría ser por ventura esa referencia ficción del diálogo o deseo de consagrar el autor un recuerdo a su ilustre amigo?





I: Caballero y Menéndez Pelayo, en los libros citados, y D. Antonio María Fabié en el prólogo de
su edición de Los cuatro libros del Cortesano, compuestos en italiano por el Conde Baltasar Castellón, y traducidos en su lengua por Boscán: Madrid. M. Rivadeneyra, 1873. Es el tercer volumen de los Libros de antaño: 8.°, LXIX-581 págs.
2: Menéndez y Pelayo, Hist. de los heterod. t. II, pág. 173.

Nació el Diálogo de la lengua de reales y verdaderas conversaciones tenidas por Valdés con amigos suyos, españoles e italianos, en su quinta de la ribera de Chiaja, en donde todos los domingos reuníanse durante la mañana a leer la Biblia o a discurrir sobre puntos de religión, consagrando la tarde, después de comer, a departir sobre asuntos literarios o de amena erudición. Allí se tuvo, pues, el coloquio que en esta preciosa obra castellana se contiene; y sólo así, a la vista de aquel golfo en donde descuellan por un lado Capri y Bayas, y por otro Ischia y Prócida, como blancas gaviotas meciéndose sobre la azulada superficie de aquel poético mar; en donde los mil aromas del campo,
siempre florido, embriagan los sentidos, y en donde aquel cielo con su incomparable hermosura y sus vivísimos tonos sonríe al alma, puede concebirse que se compusiera un libro que, teniendo por asunto el árido estudio de la Gramática y de otras cuestiones filológicas, resultase tan ameno, tan interesante y tan simpático, aun para aquéllos que no sientan inclinaciones a tales enseñanzas.
Bien es verdad que era el autor, como dice muy bien un ilustre académico (2), un hombre de mundo y de corte, y no un filólogo paciente, pues entonces no había otra filología que la que nace del buen gusto individual y del estudio y comparación de las lenguas clásicas, las cuales poseía a maravilla
nuestro autor.

Cuatro son los interlocutores del Diálogo: Marcio, que no es Marco Antonio Flaminio, ilustre poeta de ímola; ni Marcio Martirano, editor do las obras póstumas del Obispo Coriolano, sino Marco Antonio Magno, apoderado de la Duquesa de Trajetto, a quien dedicó la versión italiana que
cuatro años más tarde hizo del Alfabeto Cristiano de Valdés; Coriolano, compatriota del anterior, no debe ser confundido con el Obispo de San Marcos de Calabria, ilustre grecizante: tal interlocutor es, a no dudarlo, Coriolano Martirano, Secretario del Virrey D. Pedro de Toledo; un soldado español,
que primeramente se llama Pacheco y luego Torres por corrección del autor, no puede ser en modo alguno Bartolomé de Torres Naharro, como llegó a suponer d. Adolfo de Castro, por haberse publicado en Nápoles, año 1517, su Propaladia, supuesto que el dramático extremeño ni era militar ni poco latino, como aparece en el Diálogo, en donde, para mayor prueba de lo que decimos, se
habla del estilo que usó Torres Naharro en la citada obra. Completa, por último, el número de los interlocutores el mismo Juan de Valdés, de quien los demás solicitan su opinión y consejo.

Reunidos después que hubieron comido los cuatro amigos en la poética quinta del último, dice Marcio, siendo a la vez intérprete de los demás, a Valdés: Pues los mozos son idos a comer, i nos han dejado solos; antes que venga alguno que nos estorbe, tornemos a hablar en lo que comencé
a deciros esta mañana... Bien os debéis acordar como al tiempo, que, agora dos años, partistes desta tierra para Roma, nos prometistes a todos tres, que conservariades y entreterniades nuestra amistad. como habéis hecho con vuestras cartas. Agora sabed que después de vos ido, nosotros nos concertamos desta manera: que cualquiera de nosotros que recibiera carta vuestra, la comunicase con los otros; y esto habemos hecho siempre así: y habemos tomado en ello mucho pasatiempo; porque con la lición refrescábamos en nuestros ánimos la memoria del amigo ausente, y con los chistes y donaires de que continuamente vuestras cartas venían adornadas, teníamos de reír y con
que holgar, y notando con atención los primores y delicadeza que guardábades y usábades en vuestro escribir castellano, teníamos sobre que hablar y contender, porque el Sr. Pacheco como hombre nacido y criado en España, presumiendo saber la lengua tan bien como otro, y yo como curioso della, deseando saberla así bien escribir como la sé hablar, y el Sr. Coriolano, como buen
cortesano, queriendo del todo entenderla (porque, como veis, ya en Italia asi entre damas como entre caballeros, se tiene por gentileza y galanía saber hablar castellano), siempre hallábamos algo que notar en vuestras cartas, así en lo que pertenecía a la ortografía, como a los vocablos, como al estilo: y acontecía que como llegábamos a topar algunas cosas, que no habíamos visto usar a otros,
a los cuales teníamos por tan bien hablados, y bien entendidos en la lengua castellana, cuanto a vos muchas veces, veníamos a contender reciamente: cuando sobre unas cosas, y cuando sobre otras, porque cada uno de nosotros, o quería ser maestro, o no quería ser discípulo. Agora que os tenemos
aquí, a donde nos podéis dar razón de lo que pues así habemos notado en vuestra manera de escribir, espedimos por merced. nos satisfagáis buenamente en lo que os demandaremos...

Trata de excusarse Valdés con gentiles y amables palabras, diciendo que por haber aprendido la lengua castellana, no en libros, sino por el uso común de hablar, juzga fuera de propósito que le quieran demandar cuenta de lo que está fuera de toda cuenta, y que además es perder el tiempo hablar en una cosa tan baja e plebeya como es punticos y primorcicos de lengua vulgar y en otras niñerías de la lengua.

Un donairoso discreteo sigue manteniendo la conversación en sus comienzos, en los que también se hace resaltar la excelencia de la lengua castellana, hasta que, vencido el ánimo de Valdés, promete éste contestar a cuanto le pregunten sus amigos. Pónense éstos de acuerdo y convienen en preguntarle:
En la primera parte, lo que sabe del origen o principio que han tenido, así la lengua
castellana como las otras lenguas que hoy se hablan en España. En la segunda, lo que pertenece a la Gramática. En la tercera, lo que le habemos notado en el escribir unas letras más que otras. En la cuarta, la causa que lo mueve a poner o quitar, en algunos vocablos, una sílaba. En la quinta, le pediremos nos diga por qué no usa de muchos vocablos que usan otros. En la sexta, le rogaremos nos avise de los primores que guarda cuanto al estilo. En la séptima, le demandaremos su parecer acerca de los libros que están escritos en castellano. Al último, haremos que nos diga su opinión sobre cuál lengua tiene por más uniforme a la latina, la castellana o la toscana. De manera que lo
primero será del origen de la lengua. Lo segundo de la Gramática. Lo tercero de las letras a donde entra la ortografía. Lo cuarto de las sílabas. Lo quinto de los vocablos. Lo sexto del estilo. Lo séptimo de los libros. Lo último de la conformidad de las lenguas.

No es de nuestro propósito exponer y juzgar aquí cada una de estas partes del Diálogo de la lengua. De algunas hablaremos en el correspondiente lugar de esta obra. De otras, y de los principios que en ellas se mantienen, hablaríamos de buen grado; pero sólo mencionaremos aquel pasaje en que se recomienda la sencillez y claridad del estilo, cuando con las menos palabras se dice lo que se piensa y de tal suerte que no se puede quitar ninguna sin ofender a la sentencia o al encarecimiento o a la elegancia, sustentando así una admirable teoría, condensada en un solo pensamiento; y aquel otro en que, con singular donosura y aguda crítica, presenta Valdés las autoridades de la lengua, o sean los libros en que debe ejercitarse el que quiera aprenderla, entre cuyos autores descuellan los
poetas del Cancionero, Garci Sánchez de Badajoz, el Bachiller La Torre, Guevara, el Marqués de Astorga y, sobre todos, Jorge Manrique, Juan de Mena, Juan del Encina con su
Farsa de Plácida y de Vitoriano, que compuso en Roma; los traductores Fr. Alberto de Aguayo y el Arcediano del Alcor, Alfonso Fernández; Diego de San Pedro y los textos de los romances viejos y de la Celestina, que es el libro castellano donde la lengua está más natural, propia y elegante.

La lengua primitiva de España, según este autor, más que la vizcaína, era así griega en su mayor y principal parte, como después fué latina, lo cual apoya Valdés en dos razones: una, en que los historiadores dicen que los que más platicaron en España fueron los griegos, así con armas como con contrataciones; otra, en que los vocablos castellanos que no son latinos ni arábigos, son
griegos. Ejemplos:
apeldar, por huir; cadira, por silla; fantasía, por presunción; gazafatón, por cosa mal dicha; malatia, por enfermedad; zillero, por el lugar donde ponen la harina; y las voces de uso corriente: azomar, artesa, abrasar, barrio, brasa, cañada, cara, carátula, chimenea, glotón, masa, mes, mozo, tragar, tragón, tramar, truhán, pinjiado. zelemín, zisne.

La lengua latina (escribe el ilustre conquense), desterró en España a la griega, y fué la que se habló con los residuos que de ésta quedaron, hasta la venida de los Godos, los cuales no hicieron desaparecer el latín, sino que le corrompieron más con nuevas exóticas palabras. Esta lengua latina, así mezclada y corrompida, duró por toda España, según el autor, hasta el año 719 (sic), en que
vinieron los moros, cuyo idioma empezó a hablarse, excepto en Asturias, Vizcaya, Lepuzca y algunos lugares fuertes de Aragón y Cataluña que no pudieron ser sojuzgados.
Hasta la conquista de Granada, dice Valdés, no pudieron tanto conservar los españoles la pureza de su lengua, que no se mezclase con ella mucho de la arábiga; y de los vocablos que dejaron, añade, el uso hacía tener por mejores que los latinos algunos de ellos, diciéndose
alhombra, mejor que tapete; alcreuite, que piedra zufre; azeite, que olio.

Muchas voces nuestras que empiezan por un al, que los moros tienen por artículo, afirma Valdés que rotundamente pueden considerarse como árabes, de la misma manera que las que principian por az, col, cha, chi, cho, chu, gua, ha, xa, za, y hasta por en, h, x o y; y cita las siguientes:
Almaizar, Almirés, Almohada, Alhombra, Almohaza, Alhareme, Azaguán, Azair, Azagaya, colcha, colgajo, cohecho, chapín, chinela, choza, chueca, haxa, haragán, harón, Guadalherza, Guadalquivir,
guadamecil, Guadarrama, xaquima, xerga, zaherir, zaquizamí, zafio, enhelgado, enhaziado, endechas.

Pero con todos estos embarazos, i con todas estas mezclas, todavía la lengua latina es el principal fundamento de la castellana, de tal manera que si se afirmara que el origen de la lengua castellana es la latina, se diría la verdad, y todo lo que dicho queda sería excusado.

Alguna voz ha añadido el hebreo a nuestro idioma, dice Valdés, como
Abad, de donde viene Abadesa, Abadía y Abadengo; saco por costal o talega, que también lo ha tomado el castellano de la lengua santa, como casi todas las otras lenguas que han sucedido a ésta.

Los vocablos que tienen f en latín llevan h en castellano: fava, haba.

En muchas partes de Castilla la s latina se convierte ea x: sastre, xastre; y la c latina en y: faciunt, hazen.

Si Antonio de Nebrija, dice bien un escritor ilustre, no hubiera escrito antes su Gramática, Ortografía y Vocabulario, habría de concederse a Juan de Valdés el título de fundador de la filología castellana; pues él fué el primero que se ocupó en los orígenes de nuestra habla; el primero que la escribió con tanto amor y aliño como una lengua clásica; el que intentó fijar los cánones de la etimología y del uso, poner reparo a la anarquía ortográfica, aquilatar los primores de construcción y buscarlos en la lengua viva del pueblo, sin desdeñar los refranes que dicen las viejas tras el fuego y que había recogido el Marqués de Santillana (I).
I: Menéndez y Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, tomo II, pág. 169.

Sin duda ninguna puede afirmarse que, después de Nebrija, fué Valdés el primero que trató de los orígenes de nuestra lengua, si no de una manera didáctica, haciendo ver su importancia y discurriendo sobre ella con tanta gallardía y elocuencia como con alto juicio y general cultura. Él reconoció los vestigios de los diversos idiomas que habían acrecido el fondo latino de nuestro léxico, iniciando los trabajos críticos que habían de determinar con precisión aquellos elementos, auxiliados con el estudio de la historia política y social de los pueblos que sucesivamente han ocupado nuestro territorio. Él proclamó el principio de la influencia arábiga en el romance; aunque exageró algo el rigor etimológico diciendo que de los sarracenos viniéronnos hasta los vocablos que empiezan por en, cuando la verdad es que por rarísima excepción puede recordarse alguno como
engarze, de jaraz, y otros anticuados como enaciado = renegado, y enjeco = enredo, de enaça y exec, respectivamente. Lo cual no importa, sin embargo, para que sea un mérito evidente proclamar en el primer tercio del siglo XVI aquel principio filológico de que el castellano nace del latín, sin dejar de tener en cuenta otras influencias que han determinado huellas profundas en su fisonomía.

Tal vez dio el autor del Diálogo de la lengua demasiada importancia al griego afirmando que se sobrepuso y dominó a las otras lenguas habladas en la Península antes de la dominación romana. Pero si esta idea le indujo a escribir la paradoja de que en la antigua Iberia la lengua griega dominó, del mismo modo que el romance en la España de Carlos V, le llevó, en cambio, a señalar con acierto muchas etimologías que ha recibido directamente de la lengua de Homero la castellana, y en tales observaciones, aparte de ciertos errores, anduvo a veces muy acertado, adelantándose a los modernos que han confirmado mucho de lo dicho por Valdés. El cual tenía razón al escribir que del griego venían las voces artesa, cara, carátula, chimenea, fantasía, idiota, mozo, paradoja, rábano, tío, tiranizar, tragar y otras, pues la filología novísima ha comprobado, respectivamente, sus orígenes en
Pero no andaba, por el contrario, bien fundado cuando, extremando su principio, quería hallar en el griego el uso de nuestro artículo y el origen de muchas frases peculiares del castellano, como, por ejemplo, de nuestros modismos tiene buena pasada (bienes para vivir) y pues si yo te empiezo
(amenaza a los muchachos), de las frases de Luciano:
(Sueños, caps. 2: y 3:); lo cual es puramente caprichoso y podía haberle dado materia para encontrar otras muchísimas semejanzas (I).

Muy difícil será siempre sentar principios generales sobre la lengua hablada en España en tan remotos tiempos, aunque se aduzca, con Mayans y Velázquez, seguidores de la opinión de Valdés, la estructura léxica de los nombres de muchos pueblos, regiones, ciudades, montes, ríos y promontorios de la Península; pues falta probar que las colonias milesias, zacynthias y focenses, además de su indudable predominio en nuestra costa de Levante, en el Mediodía y en las de Galicia, habían penetrado sin obstáculos en el corazón del territorio para derramar allí su riquísimo idioma. Hasta ahora no han llegado a tanto los modernos descubrimientos, y sólo está demostrado que el predominio lingüístico del griego, no sólo quedó circunscripto a ciertas comarcas, sino que más tarde tuvo que compartirlo con el
tyrio y el púnico o cartaginés, que pertenecen a la familia semítica. La resolución del dominio de estos idiomas es tan ardua empresa como la de los orígenes o primera población de España; y así la creemos tan irrealizable como la de señalar y determinar el carácter e índole peculiar de las lenguas habladas antes de la venida de las colonias célticas, griegas, sirias y fenicias, siquiera sea contra toda razón negar los irrecusables testimonios ofrecidos por Antonio Agustín, Lastanosa, Albiniano de Rajas, D. Francisco ximénez de Urrea, Ustarroz, Dormer y los numismáticos contemporáneos en sus estudios sobre las monedas autónomas españolas, reveladores de una o varias lenguas habladas en aquellos remotos tiempos.

Ya lo hemos indicado. Sólo desde la dominación romana podemos hablar con el apoyo de datos ciertos. Harto hizo, por consiguiente, Juan de Valdés al decir y probar, en el año de 1540, a sus interlocutores de Chiaja, que la lengua latina era el principal fundamento de la castellana; y harto hizo asimismo señalando iguales fuentes a nuestros dialectos, tratando de ellos con particular acierto, marcando sus dominios y recordando la historia de las guerras e invasiones sucedidas en nuestro territorio, la cual va íntimamente unida al nacimiento, formación y conservación del castellano en los azarosos períodos de la Edad Media.

I: Estas semejanzas de ciertas frases griegas y castellanas serán curiosas de notarse, pero de ningún
modo obedecen a ley ninguna, ni mucho menos deben aducirse para probar lo que Valdés intenta. Así, es curioso que en griego se empleen algunas expresiones idénticas a las castellanas, como el uso del que, sustantivo, neutro, interrogativo, construido con el articulo, que tiene (como muy bien recuerda el señor Cuervo, en sus Notas a la Gramática de Bello) precedentes en las Ranas de Aristófanes, donde en su principio se leen estos ejemplos:

Mas ¿qué principio general puede sacarse de estos hechos aislados, que diga relación al mayor y más preferente origen del castellano respecto de la lengua griega?

Mas el Diálogo de la lengua, por su índole esencialmente literaria y por su brevedad, propia de la idea a que el libro obedece, no podía llenar por completo en nuestra historia filológica el vacío correspondiente a la resolución de este problema de los orígenes, cosa bien explicable si se considera que no hacía aún medio siglo que el castellano recibía del Maestro Nebrija el código
de sus preceptos escritos. Es, en cambio, un primor de arte y estilo, y será siempre monumento clarísimo de nuestra lengua y autoridad la más alta entre todas las de los tiempos del Emperador Carlos V. Sólo la traducción del Cortesano, hecha por Boscán, puede comparársele; pero quedando siempre para Valdés íntegra la gloria de haber sido él el verdadero creador del diálogo castellano de costumbres, y de haber sabido desenvolver con tal vida y animación las ideas que pone en boca de los interlocutores, y movido sus afectos con tanto ingenio, gracia y amenidad. que ningún escritor del siglo XVI supo igualarle. Es preciso llegar a los tiempos de oro de nuestras letras para hallarle émulos en Bartolomé Leonardo de Argensola o en Quevedo, o que nazca Cervantes para vencerle en gracia y soltura, majestad. nobleza y vigor clásico.

Dolor grande fué que la obra de Valdés no pudiese ejercer influencia en los estudios filológicos por haber permanecido desconocida de todos hasta el siglo pasado, a lo cual pudo contribuir también el haberse compuesto en tierra extranjera, donde tenía que ser menos apreciado el manuscrito, si por casualidad llegó a verlo alguno. Por esto no hay citado nada de lo que sustenta aquel famoso
conquense en su Diálogo, en ningún escrito anterior a los Orígenes de la lengua española de D. Gregorio Mayans, excepción hecha de la mención que del manuscrito de Valdés hizo el cronista D. Juan Francisco Andrés de Ustarroz en sus Progresos de la historia del reino de Aragón.

1574.

2. Libro de alabanças d las lenguas Hebrea griega latina: Castellana: y Ualenciana. Copilado por Martín de Uiziana: y consagrado al Illustre Senado de la Inclyta: y coronada ciudad d Ualencia. Impresso con Licencia. -(Al fin:)
Impresso en Ualencia en casa de Ioan Nauarro. Año. MDLXXIIij -(La portada está orlada, y encima del título lleva un grabado representando el casco del Rey D. Jaime, con el rat penat.)

4°- Letra gótica. - Sin foliación. - Sign. A-B, de 8 y 6 hs. respectivamente.
Port. - A la v.: Retrato del autor. - A la h. siguiente: Epístola dedicatoria. - Texto. - Colofón.

Esta edición ha sido reproducida pocos años há por medio de la fotolitografía, habiéndose tirado muy pocos ejemplares.

Segunda edición: Alabanzas de las lenguas hebrea, griega, latina, castellana, y valenciana, copiladas por Martín de Viciana. Y consagradas al ilustre Senado de la Inclyta, y Coronada Ciudad de Valencia. Con licencia. En Valencia: Por Salvador Faulí, Mercader de Libros, junto al Colegio
del Señor Patriarca, donde se hallarán. Año 1765. -(Al fin:) Reimpresso en Valencia año 1765.

8.°-2 hs. Prels. + 44 págs. + una h. final, - Sign. A-D de 8 hs. menos la última de 2.
Port. -V. en b. - Ded. - Texto. -Licencias. - Colofón. -Nota.

Tercera edición: Biblioteca Valentina. Colección de obritas raras. Alabanzas de las lenguas, por Martín de Viciana. Valencia. Librería de Francisco Aguilar, calle del Mar, núm. 24. 1877.

8.°-59 págs.
Anteport. -Port. -Noticia biográfica de Martín de Viciana. - Texto,

Dice el autor en la dedicatoria a los jurados de Valencia:
Muchas veces he pensado la excellencia que tiene la Lengua Castellana entre otras Lenguas, tanto que en toda parte es entendida, y aun hablada; y es por ser preciosa y autorizada de syllabas en las dicciones, y por tener mezcla de muchas Lenguas. Y porque veo que la Lengua Castellana se nos entra por las puertas deste Reyno, y todos los Valencianos la entienden, y muchos la hablan, olvidados de su propia Lengua; porque los no advertidos tornen sobre sí y buelvan a su Lengua natural, que con la teta mamaron, y no la dexen por otra del mundo, pues en su propiedad a muchas otras excede, según probaremos. Hame parecido consagrar esta obra a Vuestras Señorías... suplicándoles me perdonen por haver vertido esta obra de Valenciana en Castellana, que por la misma causa huve de verter la Chrónica de Valencia, y el Libro de Nobleza, e Hidalguía, Armas y
Blasones y el Libro de Recreación de los días calurosos de Julio, que después de haverlos copilado, en la versión de todos ellos tuve otro tanto trabajo solamente por hacerlos comunicables a muchas otras Provincias...

He aquí ahora lo más importante que en el texto se dice relativamente a los orígenes y formación de nuestra lengua:

Fueron tan diferentes estas setenta y dos Lenguas (habladas por los descendientes de Noé) según nuestro soberano Dios lo permitió, que no se entendían en palabra alguna de una Lengua a otra, y así estuvieron muchos años; pero los fronteros de una Lengua con otra vecina, por la comunicación y larga contratación, vinieron con el tiempo en alguna conescencia de Lengua; y desta manera las setenta y dos Lenguas poco a poco han acrescentado su división por mixturas y palabras tomadas una Lengua de otra, según con exemplos manifiestos abaxo lo probaremos. Y de aquí viene que no podamos rastrear quál de las Lenguas que de presente se hablan en el mundo, es de aquellas setenta y dos, porque aunque muchas
ay, pero la mezcla hecha, como avemos dicho, ha sido tan diversa y en tantas partes, que no quedan las Lenguas de la división en su primer ser, causa de creer son éstas. La Hebrea, que quedó permaneciendo en su forja primera; y porque la Caldea le tiene alguna assimilacion, se puede creer seria dellas. La griega y la latina, que aunque dellas se sirven en muchas otras Lenguas; pero ellas con su arte y reglas de bien hablar se han conservado. Otrosí: la Vascuença se afirma ser de aquéllas, según Siculo Marineo. Y otros escriptores escriben que Túbal, hijo de Japhet, primero poblador de España Citerior, traía cierta Lengua que fué de las setenta y dos, y ésta hablaron todos los moradores de España, y duró hasta que los Romanos entraron a señorear España, y ellos traxeron la Lengua Romana latina, y con aquella Lengua se gobernaron los Españoles, exceptuados los moradores de la Cantabria, que quedaron con la Lengua que trujo Túbal su primer poblador. En toda España fué pública y general la Lengua Romana latina, hasta la entrada de los Agarenos o Moros, que corriendo y extendiendo su Secta y Lengua Arábiga fué mudada la Lengua; y de aquella Romana latina solamente quedó en Don Pelayo y sus gentes, en las montañas de Castilla y en los Pirineos. Otrosí: en la Cantabria quedaron sus moradores con su Ley, y con su Lengua Vascuença, traída, como tenemos dicho, por Túbal, aunque esta Lengua Vascuença también tiene algunos términos agregados de otras Lenguas, como son: Ampolla, Daga, Zafran, Sobrepelliz, Castaña. Tornando a la Lengua Romana latina, se ha de advertir que la Lengua latina tiene quatro partes hechas de sí, que son Prisca y Condita, que en tiempo de Jano y Saturno los antiguos Italianos las hablaron; y latina de la qual los Italianos usan, y han usado desde el Rey latino hasta oy; y Toscana, con la qual la Ley de las Doce Tablas fué escripta; y la mixta, que por las muchas mudanzas se ha corrompido. Empero la verdadera latina se guarda con reglas y arte que no la permite corromper, y ésta hablan los hombres de ciencia y letras, y es havida por general en todo el mundo.

Don Pelayo, y sus Castellanos de las Montañas, y por años después que siguieron, hablaron la Lengua Castellana corrompida de la Romana latina, y aun entremezclada con la arábiga, por la comunicación que con los Agarenos tuvieron. La mesma Romana latina hablaron los moradores en las vertientes de los Pirineos; empero por la vecindad del estudio de Letras que antiguamente tuvieron en Huesca los Romanos, tenían muchas dicciones latinas; y como los moradores de aquella tierra fueron gente tosca y mal mirada, corrompieron aquel latín y mezclaron Lengua Gascona, y formaron una Lengua muy confundida del latín Bárbaro y corrompido, y de la Romana y Gascona: y assí, si no es en Zaragoza, Ciudad principal, y cabeza de Aragón, que la propria Lengua Aragonesa se habla, toda la otra gente, que está en las fronteras de Gascuña, Navarra, Castilla y Valencia, es muy agena de la verdadera Lengua Aragonesa.
Pues entremos en Castilla, que es un Reino muy grande, compuesto y ayuntado de muchos Reinos, donde el Rey y su Corte siempre reside, y tantos grandes Señores y Cavalleros, y hay Ciudades muy grandes y populosas, donde se habla la perfecta Lengua Castellana muy galana, cortesana y graciosa, y muy esmerada y estimada por todos los Reinos, y Provincias del mundo, por ser muy inteligible y conversable. Empero si nos imos por los linderos y aledaños de Castilla, donde afronta Aragón, Navarra, Vizcaya, Galicia, Portugal, Granada, en quanto hay Algaravía, y Valencia, qué mixturas de Lenguas hallamos, que se le han apegado por la comunicación de los foranos; por cierto que es lástima ver que en la Lengua Castellana aya tanta mixtura de términos y nombres del Arábigo, y ales venido por la mucha comunicación que por muchos años han tenido en guerra y en paz con los agarenos. Y hanse descuidado los Castellanos dexando perder los propios y naturales
vocablos, tomando los extraños: y desto rescibe la Noble Lengua Castellana, no poco, sino muy grande perjuicio, en consentir que de la más que
cevil y abatida Lengua Arábiga tome vocablo, ni nombre alguno; pues en Castilla hay millares de Varones sabios, que en lugar de los Arábigos podrían hallar vocablos proprios a qualquier cosa, en demás teniendo la Lengua latina, de la qual la Lengua Castellana pretende ser tomada del tiempo de los Romanos venidos a España; que pues la latina es madre de muchas otras Lenguas, la Castellana se mejoraría grandemente. Y conforme a lo dicho lo hallarán en la Lengua Valenciana, que por más que en Reino de Valencia havia dos tercios de Agarenos, que hablavan Arábigo, y en esta Era hay un tercio de convertidas que hablan Arábigo, jamás la Lengua Valenciana ha tomado, ni usado de palabra alguna Arábiga, antes por ser el Arábigo tan enemigo del Christiano, le tienen por muy aborrecido. Son estos conversos de la Secta
Mahomética a nuestra Santa Fe Cathólica tales, que al cabo de cinquenta años, que son baptizados, jamás se ha podido acabar con ellos que dexen el Algaravía, y hablen Lengua Valenciana; y quando mucho los apretamos, responden algunos de ellos:
Por qué quereis que dexemos la Lengua Arábiga? Por ventura es mala? Y si es mala, por qué la hablan los Castellanos mezclada en su Lengua? Dexen ellos nuestra habla, y nosotros la dexaremos poco á poco. Y viniendo a contradecirles un convertido bien avisado, en Lengua Castellana, dixo: No veis que a los Castellanos les faltan muchos vocablos proprios, y por aquella falta toman de la Algaravía estos:
Sarten, Azeyte, Azeituna, Azeituno, Azebuche, Alhombra, Altamia, Candil, Alcuza, Alhucema, Alquitara, Arrayan, Albahaca, Azaar, Adelfa, Azufeyfo, Azucena, Azaleja, y muchos otros sin número. Y los ríos casi todos son nombren de Algaravía, como Guadalquivir, Guadiana, Guadarrama, Guadalete, &c. Otra mixtura tiene la Lengua Castellana, pero no tan mala, y es que como los Castellanos son muchos, y andan por diversas partes en servicio de los Reyes, y en
jornadas de grande valor, quando tornan de su jornada hay algunos que trahen algunas señales de heridas en sus personas, con que se glorian y honran por tener aquellas por valerosos servicios que a su Rey hicieron contra Saxonia, Francia, Italia, Turco y Túnez, y otros enemigos. Otros
ay, que pues su ventura los libró de las heridas y de la muerte, y bolvieron vivos a su tierra, por mostrar que allá sirvieron, traen dos docenas de vocablos extraños y háblanlos y péganlos a su Lengua Castellana. Y ya que esto se hace si fuere de otra lengua buena como la Castellana, aún sería de sufrir; pero a las veces es de alguna ruin Lengua, y en lugar de honrar su lengua ensúcianla; y de esta manera es Lengua compuesta de muchas. En qualquier Lengua, ora sea Castellana, Aragonesa, Valenciana, o otras ay tres maneras de hablar. La primera, y más principal, es la que hablan los hombres de ciencia y letras, porque guarda la propriedad del término, siguiendo la verdadera significación, pronunciación, ortographía y acento; y en caso, que estos no hallen, o tengan algún buen término, acuden a tomarle del Griego o latín, que son las dos princesas en bien hablar, y con esto tienen su lengua muy corregida y copiosa. La segunda manera es la que hablan los Cavalleros, y gente principal cortesana, y ciudadana, que hablan muy cortés, polido y gracioso; y es buena Lengua, y bien hablada, empero si no hay en los tales letras, adelgazan tanto su polideza, que se van confundiendo, acortándola como los vestidos de que usamos, que han venido a decir vuestra señoría, o merced. y por acortar, tráganse la dicción de vuestra, y exprimen la señoría o merced. Otros hay que del vicio hacen gala con duplicar la esse, que por decir casa o coja, dicen cassa o cossa. Otros exprimen la ache diciendo: Chuan, chente, &c. Otros pronuncian templum, dominum. mudando la final de eme en ene, siendo todo lo contrario a la verdadera ortographía y buen acento. Desde aquí pienso que alguno que no estava advertido destos defectos, leyendo este aviso me lo agradecerá, y se emendará. La tercera, y última manera de hablar es la que hablan los villanos, y gente común, que estos aplican a cada passo términos contrarios e improprios; y quanto más va, tanto corrompen su Lengua, de los quales no se ha de tomar exemplo alguno sino de la más esmerada y preciada Lengua de que usan los hombres de Letras, pues aquellos quanto más andamos siempre mejoran su Lengua. Esto se nos da a entender con los libros escriptos en tiempo antiguo, en los quales vemos la forma del antiguo hablar. Esso mesmo vemos en los libros que después en otros años fueron escriptos con la mejoría de la Lengua; y en esta era vemos los libros que se escriven quán bien y mejorada está la Lengua...

Cita luego el autor, para probar la excelencia de la lengua castellana sobre la portuguesa, la francesa y la toscana, el caso de una justa poética tenida en Roma un día de San Pedro del año de 1499, siendo Papa Alejandro VI, o sea el valenciano D. Rodrigo de Borja, en la cual un Embajador de los
Reyes Católicos, llamado Garcilaso, pronunció una oración (intercalada en el texto del cronista Viciana), en la cual no obstante estar escrita en castellano, úsanse en ella de las propias palabras y de bastantes giros latinos, para probar así que nuestra lengua, más que otra alguna, viene de la latina, y es por ello la de mayor alteza. (I)

I: Además de lo que dicen Núñez de León y Aldrete en sus libros acerca del origen del portugués y
castellano, sobre la conformidad de las lenguas latina y castellana, demostrada en los fragmentos que ya en prosa, ya en verso, han compuesto diversos autores, para demostrar la indudable progenie de nuestro idioma, véase lo que escribe d. Gregorio Mayans y Siscar en el tomo I de los Orígenes de la lengua española, págs. 68 y 69: "... si uno tiene un poco de arte puede formar razonamientos enteros, que igualmente se entiendan en una i otra lengua (latina y castellana) i cada una dellas los vindique a si. Desta suerte Juan de Mena empezó su Tratado de Vicios i Virtudes, no sé si de industria o por acaso:
Canta tú, Christiana Musa.
I el Autor del Diálogo de las Lenguas manifestó la gran conformidad de la latina i Castellana, traduciendo los dos primeros Versos de la Epístola de Horacio a los Pisones, comúnmente alegada con el título Arte Poética, porque enseña grandemente los preceptos de ella. Pero el eruditíssimo Maestro Fernán Pérez de Oliva con mayor artificio escrivió un Diálogo latino i Español, siendo Interlocutores Siliceo, Arithmetica, Fama. El qual Diálogo se halla al principio de las Obras de aquel insigne Cordovés, publicadas en su misma Patria, año 1586, por su doctissimo sobrino Ambrosio de Morales, el qual cuando tenía el cuidado de los estudios del Serenissimo Señor Don Juan de Austria, le dirigió una Carta con semejante artificio. Practicóle también el Dotor Luis González, hombre de excelente ingenio i muchas Letras, que murió casi mozo, siendo del Consejo de la General Inquisición, el qual continuó este artificio en algunos pliegos de papel; D. Francisco de Castilla imprimió una Canción toda latina i Castellana. Semejante habilidad manifestaron Juan de Guzmán en las Notaciones que hizo sobre la primera Geórgica de Virgilio; el Maestro Martínez en el fin de su Arte; el Licenciado Diego de Aguiar en unos Tercetos; Sor Juana de la Cruz en un Villancico que empieza Dionia María i otros muchos...
El Embajador de Portugal, D. Pedro de Castro, se atuvo a lo dicho por Garcilaso, por ser él (decía) miembro y parte de España; pero aunque todos concedieron la primacía al castellano en aquella junta, el autor de las Alabanzas, movido de amor regional, trata de probar que la lengua valenciana ha nacido más directamente del latín que la castellana, y tiene menos vocablos que éste de extraña procedencia.
La lengua Valenciana, escribe, en más de tres mil vocablos es pura latina, y en los mismos vocablos la Castellana difiere del latín, por añadir la última letra en el vocablo, como por ejemplo:
latina Valenciana Castellana
Sermo sermó sermon
Oratio oració oracion
Devotio devoció devocion

Item, la Lengua Valenciana tiene de su madre la Lengua latina, los vocablos propios y no los tiene la Castellana por añadir letras, o mudar de todo las letras, según parece por los siguientes:
latina Valenciana Castellana
Absencia absencia ausencia
Ansa ansa asa
Audacia audacia osadía
Avia avia aguela
Balena balena vallena
Barba barba barva
Baro baró varón
Bova bova yerva de agua
Cel cel cielo
Calx calx cal
Cella cella celda
Charta charta hoja de libro
Corda corda cuerda
Cistella cistella cestica
Columna columna coluna
Concubina concubina manceba
Falx falx hoz para segar
Farina farina harina
Fel fel hiel
Fervor fervor hervor
Flama flama llama de fuego
Fossa fossa cava
Gala gala agalla
Germana germana hermana
Glans glans vellota
Herba herba hierva
Mel mel miel
Mica mica migaja de pan
Scissura scissura cortadura
Sepia sepia xibia, pescado
Serra serra sierra de hierro
Spelta spelta scaña
Stella stella strella
Storachs storachs storache
Stora stora stera de esparto
Rebellio rebellio rebeldía
Rector rector retor
Redemptor redemptor redentor
Regina regina reyna
Reprehensor reprehensor reprehendedor
Rixa rixa rencilla
Ros ros rocio
Scala scala scalera
Schola schola scuela
Superbia superbia sobervia
Tata tata tayta de niño
Terra terra tierra
Tumor tumor hinchazón
Vespa vespa avispa
Vimen vimen vimbre
Viola viola violeta
Os os hueso
Porta porta puerta
Porca porca tierra entre dos sulcos
Porcella porcella lechona
Pustula pustula postilla
Murmur murmur murmullo de gente
Mustela mustela comadreja
Natura natura naturaleza
Oliva oliva azeytuna
Mola mola muela de molina



latina Valenciana Castellana
Argentum argent plata
Autumnus autumne othoño
Cepa cepa cebolla
Clavis clau llave
Coda coa cola
Collum coll cuello
Columba coloma paloma
Coxa cuxa nalga o anca
Confectura confectura confacionadura
Crusta crosta corteza
Defensor defensor defendedor
Delicie delici deleyte
Demencia demencia locura
Dens dent diente
Despectio despeccio desprecio
Draco drac dragon
Fames fam hambre
Fenestra finestra ventana
Ferrum ferro hierro
Filius fill hijo
Filum fil hilo
Fimus fem stiércol
Flocus floc flueco
Fons font fuente
Formica formiga hormiga
Fraus frau engaño
Fremun fre freno
Frumentum forment trigo en general
Fumus fum humo
Furtum
funt hurto

Fundamentum fonament cimiento
Fussus fus huso
Gemma gema hiema de sarmiento
Gemitus gemit gemido
Gibba geppa corcoba
Gingiva geniva enzías
Hamus ham anzuelo
Homo home hombre
Jocus joc burla de palabras
Juncus junc junco
Lacus llac lago o zaquizamí
Licatura lligadura atadura
Legumen llegum legumbre
Lilium lliri azuzena
Linus llim limo
Lexivia llexin lexía
Lumen llum lumbre
Mamilla mamella tetica
Mirtum murta arrayan
Morsus mos bocado o mordedura
Milium mil mijo
Mors mort muerte
Mucus moc moco
Mulier muller muger
Mulus mul mulo
Nasus nas nariz
Napus nap nabo
Nomen nom nombre
Oleum oli azeyte
Ovum ou huevo
Ora vora orilla de mar
Ordeum ordi cebada
Petra pedra piedra
Palea palla paja
Panis pa pan
Pomum poma manzana
Pellis pell pellejo
Porcus porc puerco
Posticum postic postigo
Pratum prat prado
Princeps princep príncipe
Pruna pruna ciruela
Ramus ram ramo
Riuus riu rio
Rasum ras raydo
Rota roda rueda
Serpens serp serpiente
Sevum seu sevo
Sela sella silla de andas
Sabula sablo tierra arenosa
Sagita sageta saeta
Socus soc sucio
Status stat estado
Sagma salma



Sagma salma enxalmo o albarda
Salamandra salamandra salamanquesa
Sarmentum sarment sarmiento
Scandalum scandil tropezadero
Sucus suc zumo
Talpa talp topo, animal
Tempus temps tiempo
Tonus to tono
Tenebre tenebres tinieblas
Tymus tymo tomillo
Torrens torrent arroyo o chorro
Turdus tord zorzal, ave
Vernix vernis barniz
Vesper vespre la tarde
Vinum vi vino
Virus veri ponzoña
Viscum visc liga
Vomitus vomit vómito





... La Lengua Valenciana es hija, y factura de la Lengua latina por derecha línea y propagación, y la Lengua Castellana procede de madre bastarda por ser compuesta de la Romana latina que fué latín corrompido, y en la venida de Roma a Castilla más se corrompió. Y si toda vez pretende tener vocablos latinos, viénenle por tercera Lengua, entre las dos, lo que en la Lengua Valenciana no hay medio alguno, porque beve en el nascimiento de la fuente latina...

1587.

3. De la antigva lengva, poblaciones, y comarcas de las Españas, en que de paso se tocan algunas cosas de la Cantabria. Compuesto por el Licenciado Andrés de Poça, natural de la ciudad de Orduña, y auogado en el muy noble y leal señorío de Vizcaya.
Dirigido a Don Diego de Auendaño y Gamboa, señor de las casas de Vrquiçu, y Olasso, y de la villa de Villa Real y sus Valles, y Ballestero mayor del Rey nuestro Señor, &c.
(E. de a. del mecenas, Grab. en mad.) Con priuilegio Real, impresso en Bilbao por Mathías Mares, primer impressor de Vizcaya. Año de 1587.

4.°-4 hs. Prels. + 70 págs. dobs. + 34 páginas dobs. - Sign. A-T, de 4 hs. menos la últ. de 2; una h. sin sign. otra con V 7, B-I, de 4hs.

Port. - A la v.: Lic. y priv. real por diez años: San Lorenzo 21 de Julio de 1584. - Dedicatoria del autor a D. Diego de Avendaño. - Pról, al lector. -Tabla de los capítulos. -Erratas. -V. en b. - Texto, que contiene 17 capítulos; sigue un tratado de Prisca Hispanorum lingua, y termina con el de las antiguas poblaciones y comarcas de las Españas, con los nombres y sitios que al presente le corresponden, el cual lleva foliación distinta, a pesar de que en la tabla dice que comienza en la pág. 71.





De la lengua latina han resultado las generales que agora se usan en Italia, España, Francia y Vvalachia. (Pág. 13.)

En nuestra España, allende de la lengua hebrea y general del mundo, luego entró la vascongada como puramente babylónica, y en tercer lugar entró la lengua griega, y en cuarto la phaenicia, en quinto la africana, en sexto la romana, y en séptimo lugar se nos pegaron algunos vocablos góticos; en vltimo lugar los árabes naturalizaron la suya hasta las montañas. (Págs. 13 vta. y 14.)

La venida de los vascongados de los campos de Armenia y de las llanuras de Senaar, para habitar la España, en donde lograron oprimir y extinguir la lengua hebrea, que era la que entonces se hablaba en la Península, es el principal fundamento de este libro, que carece de toda crítica científica. Así se leen en él, consignados sin pruebas ni argumentos sólidos, principios históricos, como el de que la lengua hebrea fué la general y materna del mundo (pág. 9); hechos como el de que los antiguos
españoles poblaron una provincia en Asia y en ella fundaron villas de apellido vascongado
(pág. 20); juicios como el de que la lengua vascongada no es menos substancial y philosóphica que las más elegantes de Europa (página 30) y otros asertos semejantes, que se han venido repitiendo, con pequeñas variaciones, desde el siglo XVI acá, por muchos halucinados escritores bascófilos.

El Ldo. Poça, no obstante las conclusiones que propone en su libro, aconsejadas muchas de ellas sin duda por un mal entendido amor regional, fué hombre de mucho estudio y buena inteligencia. Así lo justifica otra obra que compuso, (en la cual hay algunos curiosos datos referentes a su vida y
estudios), intitulada: Hydrografía, la más cvriosa qve hasta aqví ha salido a lvz, en que demás de su derrotero general, se enseña la nauegacion por altura y derrota, y la del Este Oeste: con la graduación de los puertos, y la nauegacion al Catayo por cinco vias diferentes. Compuesto por el
Licenciado Andrés de Poça, natural de la ciudad de Orduña abogado en el muy noble y muy leal Señorío de Vizcaya.
(E. de a. Grab. en mad. con esta leyenda a los lados:
En Ayala mariaca y contra la ponçoña theriaca.)
Impresso con priuilegio Real en Bilbao por Mathías Mares. Año de 1585.
-4.° -3 hs. + 142 páginas dobs. + 2 hs. finales. - Sign, a, A-S, de 8 hs. menos la primera, de 4. -Portada. -a la v.: Ap. por Iuan Bautista Antonelli: Aranjuez 4 de Mayo de 1584. -Lic. y priv. real: San Lorenzo 19 de Mayo de 1584. - Pról, al lector:

Es tan diferente el gusto de los hombres, que mal podrá vno satisfazer a todos, y assí es cierta cosa que los que ocupan su vida en escriuir, por ciertos fines, se ponen en peligro de los detractores; vnos por ser reputados por sabios, y ganar loa entre los mortales, otros por ser agradecidos y estimados de sus conterrános. Pues ninguna destas se podrá a mí atribuyr como sea abogado y en profession agena. Solamente (amigo lector) me ha movido el zelo de la caridad. con los naturales destos reynos, para darles notizia de lo más necessario y vtil, que hasta aquí no se hauia publicado, conuiene sauer el secreto de las entradas y salidas de los puertos más señalados de la Europa... Aquí he juntado lo más curioso que se halla escrito en las lenguas italiana, francesa, inglesa y flamenca... Suplico os tengays por bueno mi cuidado y zelo, porque la voluntad y intención ha sido de aprovecharos, con las lenguas de que tengo noticia y con la facultad que estudié, quando no pensé venir a necessidad de ser abogado en Vizcaya, auiéndome criado en mi juuentud con mucha largueza, nueue años en la Vniuersidad de Louayna, y diez en Salamanca, donde me gradué de Licenciado en leyes año de 1570, de la cual mi profession y otras presto (Dios queriendo) vereys algún testimonio. -Tabla de capítulos. - Texto.






En el códice de la Biblioteca Nacional de Madrid, que lleva la signatura R-207, y tiene por título Museo de las medallas desconocidas de España, que publicó D. Vincencio Juan de Lastanosa en Huesca el año MDCXLV. Baria ervdicion Para Illustrar La segunda Impresión del Museo De las medallas de España, Que Publico D. Vincencio Iuan de Lastanosa, (en 4.°, 213 fols. muchos en blanco), hay un extracto del libro del Ldo. Poça, que ocupa desde el fol. 72 al 83 vto.

1601.

4. Discvrsos de la certidvmbre de las reliqvias descvbiertas en Granada desde el año de 1588 hasta el de 1598 Autor el doctor Greg. ° López Madera fiscal de su Magestad en la Chancilleria de la dicha ciudad. Dirigidos al illvstrissimo S. Cardenal de Gvevara Inquisidor general destos reinos del Consejo destado de sv Magestad. & Impresso Con licencia en Granada por Sebastian de Mena. Ano de 1601.

4,°mayor-10 hs. prels. + 167 págs. dobs. + 10 hs. finales. - Sign. A-Z, de 8 hs. menos la últ. de 6. Port. grab. con el tít, en el centro. -Tasa;

Madrid 30 de Enero de 1601. -Erratas, suscritas por Juan Vázquez del Mármol en Madrid a 20 de Diciembre de 1600. -Priv. por diez años. -Aprob, por el P. Ioseph Villegas. S. J.: Madrid 6 de Marzo de 1600. - Ded. Al Card D. Fernando Niño de Guevara. - Pról. -Lugares de la Sag. Escrit. citados en la obra. - Indice de autores. -Tabla de los capítulos de la obra. - Texto. - Indice de cosas notables. - H. en b.

Además de las muchas ideas críticas, históricas y gramaticales sobre la lengua castellana esparcidas por toda esta obra, la segunda parte comienza por estos dos capítulos:

Cap. 18. De la satisfacción de la primera duda, y de la lengua que se hablaba en España en tiempo de Romanos, y en qué se equivocan los que pusieron esta dificultad.

Cap. 19. De la diferencia de los idiomas y lenguages, y en qué consiste el dialecto de cada nación, donde se muestra como se hablaba en España siempre la lengua, que agora se llama Castellana.

El autor de este libro fué hombre de grande ilustración e ingenio, pues así manejó la pluma con aplauso de las gentes, como el pincel y la paleta; así desempeñó con acierto una cátedra en la Universidad complutense, como ejerció difíciles cargos públicos en los que mostró singular prudencia y otras dotes que le ensalzaron en 1619 al Consejo de Castilla. No nació el año 1574, como escribe Ceán Bermúdez en el tomo III de su Diccionario de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, siguiendo los errores de otros, sino en 1562, día 10 de Mayo, según el mismo López Madera dice en el cap. XXXVI de esta obra suya, en donde dejó consignadas sus particulares opiniones sobre el origen de nuestra lengua, que vamos a exponer a continuación.

¡Lástima es que ingenio tan bien cultivado caiga en el extravío de afirmar y de querer probar que la lengua matriz y primitiva de España fué el español mismo, el cual, según él decía, no fué posible desterrar a los romanos cuando enseñorearon nuestra Península!

No niega, sin embargo, este autor la semejanza de las lenguas latina y española; pero la deduce de haberse formado la primera de la segunda (a la cual considera como idioma original y uno de los 72 del Génesis) por las continuas comunicaciones habidas entre ambas provincias en el siglo I.

Dice que el llamarse romance nuestra lengua no es por ser derivada del latín, sino porque los godos, al invadir España, llamaron romanos a sus moradores, supuesta su fe y el haber defendido a veces los derechos de los Emperadores romanos, y, en consecuencia, llamaron romana a nuestra lengua, que después, por corrupción, se llamó romance, como los franceses la llaman también a la suya.

Contra la opinión de Fr. Alonso Venero y Esteban de Garibay, consigna que la lengua vizcaína o cántabra fué siempre diferente de la general de España, y que no parece haber tenido mucha comunicación con la griega y latina.

Escribe que la Gramática española es muy artificiosa y concertada y que no depende de la latina ni es semejante a ella, (menos aún que ésta de la griega), a cuyo fin recuerda la uniformidad de nuestros artículos, la división de los nombres, etc. Y no porque no ay libros desto se a de entender
que nuestra lengua no tiene su propia Gramática; porque no penden los lenguages de los preceptos, sino los preceptos se sacan del uso de los lenguages.

Apóyase también en el Diccionario para demostrar su tesis, diciendo que la lengua española está llena de vocablos propios que no son griegos ni latinos, ni tomados de otras naciones; que los autores latinos citan muchas voces españolas como propias de esta lengua; que infinitos nombres de familias y pueblos españoles antiguos eran los mismos entonces que hacía mil años, y que muchos refranes castellanos se hallan en las lenguas llamadas clásicas. Todo lo cual no se opone, según el Dr. Madera, a que se hayan convertido en la sucesión del tiempo muchos vocablos latinos en españoles, y otros góticos y arábigos, según lo prueba Vuolfgango Lacio en el largo cathalogo de
vocablos que tomamos de los godos (lib. II, De migration. gent.), y otro catálogo de los que
nos han quedado de los árabes, y éste bien extendido, que anda junto con el vocabulario de Antonio (Nebrija). Si bien añade que el buscar etimologías y deducciones extranjeras para los vocablos es cosa sin fundamento, de donde proceden muchos errores; porque si estas deducciones no son evidentes, señal es que la propiedad se refiere a la antigua lengua española.

En lo tocante a ortografía, única parte estimable y bien razonada de esta obra (según puede verse en el libro segundo de la presente), dice que es justo se imite la latina, aunque el autor niega a Herrera las cualidades que sólo sus émulos pusieron en duda, y da mayor autoridad al uso que al propio valor de las letras en el empleo de la i y de la y.

1603.

5. Diálogos de las cosas notables de Granada, y lengua española, y algunas cosas curiosas. Compvestos por el Licenciado Luys de la Cueva, Clérigo presbítero. Pruéuase que la lengua
latina ha tomado mucho de la española. Dirigidos al illvstrissimo Señor Cardenal D. Fernando Niño de Gueuara, mi señor. Arçobispo de Seuilla Florida per campos ostendunt Lilia septem Illustrium Clipeos, insignia nota Viuorum Praesulis, & nostri clara gestamina gentis Auxit quae digno Fernandus & ipse Galero. del Consejo de Estado de su Magestad. Impresso con licencia en Seuilla, por Fernando de Lara en la calle de la Sierpe. Año de 1603.

4. -Sin foliar, - Sign. A-K, de 4 hs,
Port. -A la V.: Aprob. del Dr. Iuan Hurtado; Sevilla 18 de Mayo de 1603. -Lic. del Provisor y Vicario D. Felipe de Haro: Sevilla 21 de marco de 1603. -Erratas. - Ded. del autor al Arzobispo de Sevilla D. Fernando Niño de Gueuara. -Al Lector. -Suma del libro:
... ay en aquella ciudad (Granada) vna escritura en castellano de más de 1.500 años, y se descubre la mucha antigüedad de aquella lengua: se responde a las razones contrarias, la más fuerte dellas es que los romanos introduxeron el latín en España, y que del corrompido resultó la lengua castellana, como si no fuera lo mismo en todo el mundo, y principalmente en Constantinopla, donde estuvo la silla del Ymperio, y con todo esso no vemos que habla latín corrompido, donde vuo mayor ocasión
que en España, y assí me parece falsa la opinión, y por las razones que se alegan en este libro de todo punto imposible. - Texto, dividido en once diálogos de indigesta erudición, procedente de los falsos cronicones en su mayor parte. En el diálogo noveno, siguiendo al Dr. López Madera, repite lo que había anunciado en la suma del libro; pero sin que en los argumentos que allí aporta para defender aquel falso principio, diga nada nuevo ni bueno.

Acerca de los documentos falsos en que se fundó este autor y el citado en el número que antecede, y los que luego siguieron a ambos, escribe el P. Martín Sarmiento, ilustre benedictino del pasado siglo, en sus Memorias (págs. 97 y 98), publicadas en 1775, lo siguiente:
Al acabarse el siglo decimosexto, se desenterraron en Granada varios pergaminos, láminas e inscripciones, y se atribulan a San Cecilio, discípulo de Santiago. Entre ellos había un poema en castellano que hoy es vulgar, paráfrasis de una profecía de San Juan, y Aldrete en la pág. 304 de sus Varias antigüedades de España (impresas en 1614), pone para ejemplo este verso:

La edad de la luz ya comenzada.

Había dicho Aldrete, y probado antes en su libro del Origen de la Lengua Castellana, que nunca había existido el vulgar Castellano hasta después de la irrupción de los Godos, y que se había originado, como otras muchas lenguas, de la corrupción de la lengua latina. Pretendieron impugnarle algunos, y no pudiendo convencerle a lo contrario con razones, le instaron con los monumentos Castellanos, coetáneos a los Apóstoles, y recientemente descubiertos en Granada,

Puesto Aldrete en extremo de no deber retractarse de su dictamen, y de no atreverse a dar por apócryphos aquellos monumentos, inventó aquel medio de decir que aquellos contextos Castellanos se hablan escrito en profecía y en lengua que no se usaba, ni había en el mundo, pero que existiría muchos siglos después. Jamás creeré que un hombre tan erudito y juicioso como Aldrete, asintiese de veras a este dictamen. Antes creo que aquella salida la dio para ratificarse más en su primer dictamen, dando milagrosa solución a argumento tan portentoso.

Entonces aún no se habían examinado por tribunal superior aquellas láminas. Hoy están ya en paraje que no se necesita recurrir al medio de Aldrete para insistir en que la lengua Castellana es dialecto de la latina. Papebroquio en la Vida de San Fernando, a 30 de Mayo, pág. 285, pone la noticia y catálogo de aquellos monumentos de Granada, y, por consiguiente, la prohibición de ellos en 1641 y la condenación en el año de 1682.

1606.

6. Origem da lingoa portvgvesa. Per Dvarte Nvnez de
Liao, desembargador da casa da svpplicaçao, natvral da inclyta cidade de Evora: Dirigida a el Rei Dom Philippe II de Portugal nosso Senhor. Em Lisboa: Impresso por Pedro Crasbeeck. Anno MDCVI.

8° -3 hs. prels. + 150 págs. + 1 h, en blanco. - Sign. A-K, de 8 hs. menos la primera y la última, que son de 4.

Port. -V. en b. -Licenças: por el P. Paulo Ferrer: Lisboa 10 de Iulho de 1601; por Marcos Teixeira, Bartolameu d Afonsequa y Ruy Pirez da Veiga: Lisboa 19 de Iulho de 1601; por
Simāo Borges: Lisboa 17 de Iulhio de 1601, y por Pereira y D. dAguiar: Lisboa XVI de Nouembre de 1601. -Authoris in inuidos Carmen. Inuide quid tetro haec suffundis scripta veneno?
Et carpís quae non efticere ipse potes?
Si non assequeris, cur taxas? si bona quam sint Agnoscis, cur non laudibus vsque vehis?
Aut calamo scribe arrepto meliora, vel atro Inclusum tacitus pectore virus habe.

-Ao Invictissimo Catholico Rei Dom Philippo II de Portugal nosso Senhor... -E agora por me refocillar do trabalho de outros studos mais pesados, tentei fazer este tractado da origen da mesma lingoa /portuguesa/, & das outras mais de Hespanha... De Lisboa oito de Maio de MDCVI -Erratas. - Texto: consta de 27 capítulos.

Cap. 1. Da mudanza que as lingoas fasem per discurso de tempo.
Cap. II. Da lingoa que a principio se fallaua en Hespanha.

...Qvest
āo he tratada de muitos, que lingoa fui a que primeiro se fallou em Hespanha, que tem a resposta tan incerta, quam incerto he que gente foi a que primeiro veo apportar a ella... esta manifestó que como em Hespanha hauia diuisāo de gétes & de senhorios, & as gétes erāo tam differétes, assi hauia differétes lingoagés, & que as mais dessas gétes fallauāo a lingoa Grega, pois os mais dos estrágeiros, que naquella prouincia concorriáo, & vinhāo negocear, erāo Gregos...

Cap. III. Como os Hespanhoes tiuerāo letras antes que os Romanos viessem a Hespanha.

Cap. IIII (IV). Da inuençāo das letras, & sua antiguedade.

Cap. V. Que as lingoas cada día se renouāo com nouos vocablos per que se deixāo ou emendāo os antigos. ...O referir os vocabulos que sobre a grammatica os Romanos tomarāo dos Gregos, seria encher muitas folhas de papel, que deixo, porque a todos sāo notorias as partes da grammatica, prosodia, ortographia, etymologia & syntaxis, & quanta multitāo tem de figuras, & metaplasmos...

Cap. VI. A lingoa que oje falla em Portugal donde teve origem, & porque se chama Romance.

Desta introduçāo da lingoa latina, que os Romanos fizerāo em Hespanha, & como de muitas naçóes & varios costumes, se vierāo a conformar, & parecer tudo hum povo de Romanos, he teste minha mesma lingoa que oje fallamos, ainda que corrupta, & húa pedra antiga que se achou na cidade de Empurias do reino de Aragáo, que era habitada de Gregos, & Hespanhoes que diz asi:

Emporitani popvli graeci hoc
templvm svb nomine dianae
ephesiae eo secvlo condidere,
qvo nec relicta graecorvm lingva,
nec idiomate patriae iberae
recepto, in mores, in lingvam,
in ivra, in dictionem cessere
romanam. m. Cetego et Lvcio Apromo. coss.

Cap. VII. Das muitas maneiras perque se causou a corrupçāo da lingoa latina que em Hespanha se fallaua na que se oje fabla.

Indica el autor que los pueblos bárbaros que invadieron la Península corrompieron la lengua latina casta y pura que se hablaba, y señala, con ejemplos, las siguientes formas de corrupción:
1: la que se comete en la terminación de las palabras.
2: por disminución de letras o sílabas.
3: por acrecentamiento de letras o sílabas.
4: por transmutación o cambio de unas letras en otras semejantes o distintas.
5: por mudanza de género.
6: por mudanza de número.
7: por mudanza del vocablo en otra forma a causa de significación distinta.
8: por impropiedad del significado.
9: por mediación de la figura llamada metáfora.

Cap. VIII, De algús vocabulos Portugueses tomados dos latinos, que pella corrupçāo que se delles fez estāo obscuros.

Este capítulo y los dos siguientes lo constituyen numerosas listas de vocablos, con sus correspondientes originarios al lado.

Cap. IX. Dos vocabulos que tomamos dos Grecos.

Cap. X. Dos vocabulos que os Portugueses tomāo dos Árabes. (Lista de 207 palabras con sus etimologías.)

Cap. XI. Dos vocabulos que os Portugueses tomarāo dos Franceses.

En este capítulo y en el siguiente yerra el autor a menudo, porque casi todas las voces que indica las tomaron, así el francés como el portugués y el castellano, directamente de su madre común el latín.

Cap. XII. Dos vocabulos que tomamos dos Italianos.

Cap. XIII. Dos vocabulos tomados dos Alemáes.

Cap. XIV. Dos vocabulos que temos tomados dos Hebreos & Syros.

Cap. XV. Dos vocabulos que nos ficarāo dos Godos,

Cap. XVI. Dos vocabulos que os Portugueses tem seus natiuos, que nāo tomarāo de outras gentes que nos saibamos.

Cap. XVII. De algús vocabulos antigos Portugueses que se achāo en scripturas, & sua interpretaçáo.
Cap. XVIII. De algús vocabulos que usāo os plebeios, ou idiotas que os homés polidos nāo deuen vsar.

Cap. XIX. Como a lingoa portuguesa com a mais lingoas vulgares em algúas cousas he mais curta que la latina.
Refiérese a las voces del verbo, a la declinación, a los comparativos, etc.

Cap. XX. Da copia da lingoa Portuguesa em deriuar de húa soa palaura muitas mais que a dos latinos.

Cap. XXI. De algúas palauras Portuguesas & maneras de falar, que se nāo podem bem explicar per outras latinas, nem de outra lingoa.



Cap. XXII. Porque os Portugueses nāo usurpāo tantos vocabulos dos Castelhanos como tomāo de outras naçoés mais remotas.

Cap XXIII. Porque a lingoa Portuguesa se nāo toma das outras naçoés com a facilidade, com que os Portugueses tomāo as outras lingoas.

Cap. XXV. De que lingoa tomarāo os Portugueses os vocabulos de que tiuerem falta ou lhe forem necessario pera ornamento do que fallāo ou escreuem.

Cap. XXVI. Da eleçāo que deuemos fazer dos vocabulos, & de exame, & circumstancias delles.

Por lo que precede y por la fecha en que fué escrito, se habrá formado exacta idea de la importancia que tiene este libro en el estudio de los trabajos relativos a los orígenes y formación del castellano. El acierto que predomina en todas las proposiciones históricas que el autor consigna, no es menor que las razones de varios órdenes con que las apoya; y es de advertir que, aunque las conclusiones y el método son semejantes al método y a las conclusiones que el Dr. Aldrete muestra en el libro de que a continuación trataremos, la obra de Núñez de León, a pesar de que no tenemos noticia de que se hiciera edición anterior a la presente, fué escrita y censurada para ser impresa cinco años
antes que la del Canónigo de Córdoba, según lo testifican las licencias de la obra portuguesa, fechadas en Julio y Noviembre de 1601, y la aprobación del Dr. Rueda y el privilegio del Papa Paulo V, de la castellana, extendidos en Mayo y Octubre de 1606, Sirva esta observación comparativa y puramente externa de advertencia para los que pudieran imaginar a primera vista que alguno de estos autores utilizó el libro del otro para escribir el suyo; aunque bien claro está, después del examen de ambas obras, que la gloria de la originalidad en los procedimientos científicos empleados y en los hechos que los dos autores aportan es propia de cada uno de ellos, ya que tuviesen necesariamente que coincidir a veces, por ser el mismo el camino que seguían.

Mayans, en sus Orígenes de la lengua española (tomo I, págs. 59 y 60), ensalza así el libro de Núñez de León, mostrando en sus palabras que la obra portuguesa y la de Aldrete se escribieron con absoluta independencia cada una de ellas respecto de la otra:
Del Origen de la Lengua Portuguesa (dice d. Gregorio) escrivió harto bien Duarte Núñez de León, el qual publicó su Libro en Lisboa Año 1606, en 4.°, al mismo tiempo que el Canónigo Aldrete imprimía el suyo del Origen de la Lengua Castellana, por estar generalmente detenidas en España, por algunas causas, todas las licencias de imprimir libros de nuevo (I). Vese claramente que las lenguas Portuguesa i Castellana, son dialectos muy conformes entre sí; pues Núñez de León señaló a la Portuguesa los mismos Orígenes que Aldrete a la Castellana, y en el fin del cap. XXV del Origen de la Lengua Portuguesa, puso unos versos
heróicos de incierto Autor, escritos en Portugués y en latín, y pudiera añadir que también en Castellano, los quales, aunque no contienen grandes pensamientos, merecen trasladarse aquí, por averse compuesto con tan extraño artificio.

I: Dícelo asi Aldrete en la dedicatoria de su libro. Las causas eran las disensiones de la Corte de España con la Romana.



El Himno es en alabanza de Santa Ursola, i de las Vírgenes Mártires, sus gloriosas compañeras, i dize así:

Canto tuas palmas, famosos canto triumphos,
Ursula, Divinos, Martyr, concede favores,
Subjectas sacra Nympha, feros animosa Tyrannos.
Tu Phenix vivendo ardes, ardendo triumphas.
Illustres generosa choros das, Ursula, bellas,
Das, Rosa bella, rosas, fortes das, Sancta columnas.
Eternos vivas annos, o Regia planta,
Devotos cantando Hymnos: vos invoco Sanctas,
Jam puras Nymphas amo, adoro, canto, celebro.
Per vos felices annos, o candida turba,
Per vos innumeros de Christo spero favores.

A Duarte Núñez, aunque nacido en Evora y educado en la Universidad de Coimbra, debemos considerarle como español, porque después de muerto el Cardenal Rey D. Enrique, siguió el partido de Castilla y defendió calurosamente los derechos de Felipe II a la corona de Portugal.

De su Origem da lingoa Portuguesa se hizo una reimpresión, a costa del librero Roland, en Lisboa, el año de 1781.

7. Del origen, y principio de la lengva castellana ó romance que
oi se usa en España. Por el Doctor Bernardo Aldrete. Canónigo en la Santa Iglesia de Córdova. (E. de armas reales.) Dirigido al Rei Catholico de las Españas Don Philippe III deste nombre nvestro señor. Con preuilegio del Srmo. Pontefice, y licencia de los superiores. En Roma acerca de Carlo Wllietto en el año del Señor j606. -(Al fin:) En Roma. Por Carlo Wulliet. MCDVI. Con licencia de los Superiores.

4.°-4 hs. prels. (la port. Grab. inclusive) + 371 págs. + 18 de sumario y tabla. - Sign. +,
A-Z, Aa-Ee, de 8 hs. menos la última y primera de cuatro.

Port. Grab. en cob. - Pról. -Priv. latino del Papa Paulo Valantor: Roma 16 de Octubre de 1606. -Aprob. del Dr. Andrés de Rueda Rico: Roma 28 de Mayo de 1606. -Lie, - Texto. -Sumario. -Tabla general. - Errat. -Registro. -E. de la Comp. de Jesús. -Nota final.

Segunda edición:

Del origen y principio de la lengva castellana, o Romance que oy se vsa en España. Compvesto por el Doctor Bernardo Aldrete, Canónigo en la Santa Iglesia de Córdova. Al Señor Don Gregorio Altamirano Portocarrero, Cauallero de la Orden de Santiago, del Consejo de Su Magestad en el de Hazienda y su Contaduría mayor de la Orden, y Caballería de Alcántara, &c.
Año (e. del i.) 1674. Con privilegio. En Madrid, por Melchor Sánchez. A costa de Gabriel de León, mercader de Libros, véndese enfrente de la calle de la Paz. Año 1674. (Rojo y negro.)

Fol. -4 hs, prels. -h 89 fols, + una para terminar el sumario.

Parte primera del Tesoro de la lengua castellana o española, compvesto por el Licenciado Don Sebastian de Covarrubias Orozco. Añadido por el Padre Benito Remigio Noydens.
Madrid. Melchor Sánchez, 1674,-6 hs. prels, 274 fols. y 1 de elenco.
-Parte segunda del Tesoro de la lengua castellana, o española. Madrid. Melchor Sánchez, 1673. -213 hs. fols. la portada inclusive, 2 de elenco y 1 en que se repiten las señas de la impresión con el
año MDCLXXIV. -Tres partes en un volumen en folio.

Libro de capital importancia, sobre todo por la fecha en que sus conclusiones científicas fueron propuestas.
Está dividido en tres partes. Trata en la primera de la dominación romana en España, de las poblaciones o colonias que se fundaron, y coligiendo de que, siendo la vida española de entonces vida romana por la religión, las leyes y las costumbres, fué la lengua latina también la generalmente hablada en la Península, o sea la lengua vulgar de todos los habitantes. Con argumentos históricos y graves autoridades prueba Aldrete sus proposiciones, admitiendo con todo que muchas de las lenguas antiguas se conservaran en algunas partes y pueblos, ya porque sus habitantes estaban más retirados y apartados del trato y comercio de los romanos, ya por ser sus naturales muy recios
y ásperos e incapaces de adaptarse a la
policía propia del pueblo romano, por la fuerza de las armas. A este fin cita el autor inscripciones puestas en los monumentos públicos, denominaciones de pueblos y comarcas, textos de escritores coetáneos y nombres de varones insignes que en la lengua latina comenzaron a florecer en España, concluyendo por señalar el tesón con que Roma vencedora impuso, por medio del hierro, su lengua a los naturales de la península.

Aunque los romanos (dícese al comenzar la parte segunda) por todo su imperio introduxeron su lengua, esto fué con alguna mengua y quiebra de su elegancia y pureza, porque también recibieron vocablos peregrinos. La mudanza de nuevos imperios lo causa también en la lengua (añádese luego): que mientras se conservó el romano perseveró ella, y acabado se estragó y mudó, haciéndose de sus cenizas y ruinas otra; porque los vencedores pretendieron conservarla y acomodarse a ella y no lo pudieron conseguir y la destruyeron. Con la venida de los Godos, y otras bárbaras naciones a Italia y a las provincias del Imperio, los vencidos se hubieron de acomodar a la lengua de los vencedores, los cuales desearon y procuraron aprender la latina, que se les dio muy
mal, y la corrompieron; y unos y otros, cada uno por diverso camino, vinieron a dar principio a la lengua castellana e italiana.
Trata después de la fecha en que se tradujeron en romance las leyes del Fuero Juzgo; de las causas por que, al par del castellano, nacieron otras lenguas en España, y de los vocablos que se conservaron procedentes de la lengua hispana anterior a la dominación de Roma. Refuta las opiniones de los que habían pretendido proclamar el romance como la lengua antigua de España.
Consigna curiosas observaciones sobre el arcaísmo en las lenguas; y por lo que se refiere al castellano, publica una lista de cerca de doscientas voces castellanas en aquella fecha ya anticuadas. Muestra cómo, a su juicio, los vocablos del romance se derivan del latín, y señala algunas modificaciones fonéticas con acierto, examinando particularmente cada una de las letras del alfabeto en el tránsito del latín al castellano. Obvio es indicar que el autor, no sospechando siquiera las leyes de las radicales, que constituyen una de las glorias de la moderna lingüística, no se atiene más que a la semejanza fonética. Aldrete estudia, al fin, comparándolos, el italiano y el castellano, el catalán y el portugués respecto del latín, para evidenciar la semejanza y hermandad de estas lenguas con relación a aquélla, obteniendo, como es de presumir, por este procedimiento fructíferos resultados.

En el tercer libro se da razón de otras influencias que sufrió nuestra lengua, como la que los griegos tuvieron en ella, y directamente, ya por medio de los romanos. Pruébalo el autor publicando una lista de cerca de cien vocablos griegos, que, con pequeñas variaciones fonéticas, ha aceptado el castellano, y dedicando un capítulo a tratar de los muchos nombres topográficos de España
que parecen tener su origen en el idioma helénico.

Estúdianse también en el cap. IV los orígenes de algunos nombres castellanos procedentes del hebreo; en el cap. XIV los vocablos godos que hay en el romance, de los cuales se coleccionan alfabéticamente más de cuarenta; en el cap. XV los arábigos que hay en nuestra lengua poniéndose
asimismo, por el orden del a, b, c, una lista de ciento ochenta y nueve palabras de origen árabe.

La obra de Aldrete termina alabando las muchas partes dignas de estima que tiene el lenguaje castellano.
Conviene ahora, después de haber dado idea general de este importante libro, señalar aquí las observaciones fonéticas que el autor acopia en él,

Cap. IX. -Muéstrase, que los vocablos del Romance se derivan del latín,
dízense las causas, por qué en algunos es clara su derivación, i en otros obscura.

Habiendo hasta aquí probado en general que la lengua Castellana, se deriva de la latina, parece conveniente que descienda a tratar más en particular, de las palabras de que ella usa. Las cuales por la mayor parte, o son conocidamente latinas, o tienen della su derivación más clara, o más obscura, según que en su principio, o con el tiempo se han apartado de las originales. De las primeras son tantas, que casi no se pueden numerar...

Las que tienen su deriuacion más obscura, es por una de quatro causas, que son, o porque los vocablos de donde vienen no se saben, ni se conocen por latinos, o porque muchas palabras significan aora otra cosa, de lo que al principio, usándolas por semejanza o translación. La tercera es, o porque en muchas se an variado letras, o añadido o quitado. Finalmente: o porque an concurrido en algunas estas cosas todas juntas, i assí éstas se incluyen en las primeras...

Cap. X. -Derivación de los vocablos de Romance, en que se mudan unas vocales por otras.

Au latino = O romance. Ejemplos:
Auca, audere, audire, aurum, aures, aut, autumnus, cauda, caulis, causa, cauca, caucoliberis,
Cauria, cauto, gaudium, laudare, Laurentius, maurus, paucus, Paulus, pauper, pausa, pausare, taurus, thesaurus = Oca, osar, oír, oro, orejas, o, otoño cola, coles, cosa, coca, colibre, Coria, coto, goze, loar, Lorenzo, moro, poco, polo, pobre, posa, posar, toro, tesoro. -Excepción: laurel.

E latina = IE romance. Ejemplos:
Cementum, centum, cercius, certus, ceruus, Decem, desertum, dextra, esca, fel, ferus, ferrum, herba, hedera, membrum, mel, nebula, nepos, neruus, pellis, pelagus, perna, petra, pes, serra, seruus, tempus, terra, vetus, &c.= Cimiento, ciento, cierço (cierzo), cierto, ciervo, diez, desierto, diestra, iesca (yesca), fiel, fiero, hierro, ierua (hierba), iedra (yedra), miembro, miel, niebla, nieto, nieruo, piel, piélago, pierna, piedra, pies, sierra, siervo, tiempo, tierra, viejo, &c.

Estas juntas de vocales son muestra de los principios de la lengua, que no a llegado á su pureza, i que con el tiempo se fueron corrigiendo, como vemos que dezimos Castilla i Capilla i Vísperas, auiéndose dicho antiguamente Castiella, Capiella i Viesperas.

I latina = E romance. Ejemplos: blitum,
digitus (falta en el orignial) gingiuae, infirmus, lignum, mittere, pilus, pirus, signum, sigillum, siccus, vindicta, viretum = bledos, dedo, encías, enfermo, leño, meter, pelo, pero, seña, sello, seco, venganza, vergel.

Muy grande es la semejanza entre la o y la v, que si no se tiene cuenta con la pronunciación fácilmente se dice la una por la otra, como de ordinario los extranjeros septentrionales nos parece que las truecan...
los antiguos usurpaban la o por la u. Esto es muy ordinario en los nombres que tomemos del latín... i las primeras personas del plural de todos los tiempos de los verbos que mudamos la v en o, i en muchos nombres los ai que hazen lo mismo al contrario, la o en v...
En nuestra lengua quando se fué corrompiendo afectando la v, por el sonido añidieron la e, tan rústica como dijo Cicerón, y assí dixeran de
bonus, bos, contus, chordas, cordatus, corpus, cornu, cornus, collum, corium, costa, domus, dominus, dolor, folles, fons, foris, fortis, forum, fons, hortus, hospes, locus, longus, mola, molo, moles, mollis, mors, nonus, noster, ossum, ovum, orcus, orphanus, populus, porta, portus, rota, soccus, solea, socer, solidus, solum, sompus, sortes, sporta, tonitruum, tortus, dixeron
bueno, buei (buey), cuento, cuerda, cuerdo, cuerpo, cuerno, cuello, cuero, cuesta, dueño, duelo, fuelles, fuente, fuera, fuerte, fruente antiguo, oi frente, huerto, huésped, juego, luengo, muela, muelo, muelle, muerte, nuevo, nuestro, huesso (hueso), huevo, huerco, huérfano, pueblo, puerta, puerto, rueda, sueco, suela, suegro, sueldo, suelo, sueño, suertes, trueno, tuerto, i aun por aver v sola para el sonido más lleno añidieron la e en vultur i dixeron bueitre (buitre), i de Ansula, que es el eslauon (eslabón) de la cadena, por la semejanza dixeron Ansuelo...

Cap XI. -De la Deriuacion en que se truecan las consonantes desde la B, hasta la F.

B, P. -En el sonido se parecen mucho. En romance ha sido muy frecuente mudar la p latina en b. Ejemplos:
Aperire, apicula, apotheca, apricus, aprilis, aphricus, archiepiscopus, capra, caprarius, capillus, caprificus, caput, capita, capistrum, capitosus, capere, concipere, coperire, cupa, cuprum, duplex, duplicare, episcopus, lepores, lupus, napus, operari, opera, phaselus, rapere, recipere, recuperare, sapere, sapiens, sapor, sapidus, saponis, sepia, supercilium, supernus, vipera, Vlyssipo, upupa = abrir, abeja, bodega, abrigo, abril, abrego, arzobispo, cabra, cabrero, cabello, cabrahigo, cabo, cabeza, cabestro, cabezudo, caber, concebir, cubrir, cuba, cobre, doble, doblegar, doblar, obispo, liebres, lobo, nabo, obrar, obra, baxel (bajel), robar, recibir, recobrar, saber, sabio, sabor, sabroso, xabon (jabón), xibia, sobre, sobrecejo, soberano, víbora, Lisboa, abubilla.
Escepciones: en saber i caber en algunos tiempos conseruan la P de sus primitivos, supo, cupo. También aunque de capillus se dizen cabello, de capillares dezimos capillejo o capillo como en otros muchos que se conserua la p.

C latina = G romance. Ejemplos:
Acer, acuere, acutus, acus, alaeres, amicus, callaici, cancer, caricare, collina, cythara, crypta, crassus, Corsica, dico, draco, ebriacus, effocare, emacrari, eruca, facio, ficus, focus, formica, hac, hora, hoc, anno, illico, inimicus, iocari, indicare, lacertus, lacuna, lacus, laicus, locus, macro, mecum, mica, miraculum, percontari, periculum, pertica, picare, posticum, praeco, sacratus, sacramentum, sacrarium, securis, securus, tecum, vindicare, vrtica =
agro, aguzar, agudo, aguja, alegres, amigo, gallegos, cangrejo, cargar, gollizno, guitarra, gruta,
grasso, Córcega, digo, dragón, embriago, ahogar, enmagrecerse, oruga, hago, hizo, fuego, hormiga, agora, hogaño, luego, enemigo, iugar (jugar), iuzgar (juzgar), lagarto, laguna, lago, lego, lugar, magro, conmigo, milagro, preguntar, peligro, pértiga, pegar, postigo, pregonero, sagrado, sacramento, sagrario, segur, seguro, contigo, vengar, hortiga.
Aunque no siempre la c se muda en g, que en muchos se conserua, de que no pongo exemplo, porque son sin comparación más que en los que se mudó. En algunos siguiéndoseles l, se conuierte en ella como en clamare, clauis, que dezimos llamar, llaue, aunque también dezimos clamor y claue (clave).


CT latinas = H romance. Ejemplos:
Cinctus, coctum, contractus, despectus, dictus, directus, disiectus, duetus, factor, factus, fonctus, interdictum, lacte, lactuca, lectum, luctari, lucta, nocte, octo, pectus, prouectus, refectus, Sanctus, strictus, tractus, tectum =
cincho, cocho (arcaico por bizcocho), contrecho, despecho, dicho, derecho, deshecho, ducho (arcaico), hechor, hecho, frucho (arcaico), entredicho, leche, lechuga, lecho, luchar, lucha, noche, ocho, pecho, prouecho, rehecho, Sancho, estrecho, trecho, lecho.

T=GH. Ejemplos:
Catulus, cortex, gagates, pultes, pultarius, trapetum, trutta =
Cachorro, zauache, puchas, puchero, trapiche, trucha.

D. Desaparece de muchas voces latinas al pasar al romance. Ejemplos:
Audire, cadere, comedere, concludere, considere, credere, crudelis, desiderare, desiderium, excludere, fides, fidelis, fiducia, faedus, faedare, hodie, includere, iudes, iudicare, iudicium, laudere, limpidus, medielas, Mediolanum, medulla, Padus, pedes, possidere, praeiudicium, podium, quadraginta, radius, radere, radicare, radix, rancidum, ridere, rodere, sedere, tepidus, videre,
vindicare =
Oír, caer, comer, concluir, confiar, creer, cruel, dexar, deseo, excluir, fee, fiel, fiuza, fes, afear, oi (hoy), incluir, juez, juzgar, juicio, loar, limpio, mitad. Milán, meollo, Po, pies, posseer, perjuicio, poio, quarenta, raio, raer, arraigar, raíz, ranzio, reír, roer, seer (antiguo, ia desusado), tibio, ver, vengar.

Entre sí la F y la H tienen en latín gran semejanza en el sonido. Los nuestros en sus principios conseruauan la F en muchas dicciones... mas después en ellas y en otras la mudaron en aspiración i dizen de
Effocare, eforare, faba, fabulari, facies, facere, factor, falco, falces, fames, farina, fartum, fastidium, fatum, fasces, februarius, fel, ferire, ferum, ferramentum, feruere, filius, filices, filum, findere, fossa, foemina, foeniculum, foetor, folium, forma, formosus, fornica, fornax, foratus, fonea, fugere, fuga, fuligo, fumus, funda, fundum, fungus, furca, furnus, furo, furari, furtum, fuscus =
Ahogar, horadar, haba, hablar, haz, hacer, hechos, halcón, hoces, hambre, harina, harto, hastío i fastidio, hado, hachas, hebrero i febrero, hiel, herir, hierro, herramienta, hervir, hijo, helechos, hilo, hender, huessa, hembra, hinojo, hedor, hoja, horma, hermoso, hormiga, hornaza, horado, hoio (hoyo), huir, huida, hollín, humo, honda, hondo, hongo, horca, horno, hurón, hurtar, hurto, hosco i otros. I en algunas destas dicciones i de otras que se aspiran van dexando la H, i dizen Azer, Ormiga, Ombre, i aun los latinos hizieron esto...

Cap. XII. -De la mudanza de las demás consonantes, desde la G hasta la y.

G latina = I romance. Ejemplos: Fagus, Gelu, Gemma, Gener, Gypsum, Plaga, Regnare, Regnum, Sagus = Haia (haya), ielo (hielo), iema (yema), ierno (yerno), iesso (yeso), plaia, reina, reino, saial.

G latina = D romance. Ejemplo: Axungia. -Enxundia (enjundia).

G latina = S romance. Ejemplo: Cegnus = Cisne.

G latina = y romance. Ejemplos: Argila, Bulga, Gagate,
Gingiua = Arzila (arcilla), Bolza, Azauache (azabache), Enzia (encía).



Los alemanes llamaron el ansar antiguamente Gansas (Plin. lib. lo, c. 22).

Aldrete pone también ejemplos de vocablos latinos que al pasar al romance se les añade una f que no tenían, y de otros que llevándola originariamente, la pierden en castellano.

L latina = G o F romances. Ejemplos:
Alienum, aculeus, allium, apicula, articulus, auricula, cilia, concilium, consilium, consilia,
consulere, coagulum, cuniculus, folium, foeniculum, filius, ilia, malleare, melior, milium, mulier, nonacula, oculus, palla, parallelo, peculium, pellicula, similare, speculum, spolium, tegula, vinculum, vetulus, vulpecula =
Ageno, aguijón, ajo, aueja (abeja), oreja, artejo, cejas, concejo, consejo, conceja, aconsejar, cuajo (coágulo), conejo, hoja, hinojo, hijo, ijares, majar, mejor, mijo, muger (mujer), navaja, ojo, paja, paraje, pegujar, pellejo, asemejar, espejo, despojo, teja, vencejo, viejo, vulpeja (
zorrilla).

La L i R, en ambas lenguas fueron convertibles vnas por otras... (Pónense ejemplos.)

La N se perdió en algunas dicciones castellanas... y en otras la añadimos... (Pónense ejemplos.)

N, NN, MN, NG = Ñ -(Pónense ejemplos.)

que = C y viceversa.

La s tiene el sonido mui cercano a la X, porque esta letra vale lo que C i S, i la c vimos quan cercana es a la g por lo qual algunos en lugar de x escriuian gs... pero los nuestros la s latina mudaron en g i en x, i assí dezian, si otro gelo embargare, bien gelo pueden demandar (Lib. 9 & 10, tít. 2, pág. 3), ordinario en las leies del Rei Don Alonso, i ia no se vsa sino se, i de capra, roseo, sagma, Salone, sapone, semis, sepia, Setabi, Semone, simia, sinapi, succosus, sucro, dezimos
capa, roxo (rojo), xalma, Xalon (Jalón), xabon (jabón), xene, xibia, Xatiua (Játiva), ximon, ximia, xenable, que ia dezimos mostaza, xugoso (jugoso), Xucar (Júcar). Parece pegado de los Árabes, que de ordinario los de aquella lengua mudan la s en x, i a las passas dizen paxas.

T latina = D romance. Ejemplos:
Acutus, balatus, catena, donatiuum, excutere, fatum, intubus, latus, letus, limites, materia, metalla, matare, orata, pietate, qualitate, rotare, seta, totus, vita, vites =
Agudo, balido, cadena, donadio (
donativo), sacudir, hado, endiuia, lado, ledo, lindes, madera, medalla, nadar, dorada, piedad, qualidad, rodar, serda, todo, vida, vides. De latino dixeron ladino, i después por translación al bien hablado llamaron ladino, i aun respeto del Arábigo dizen de vn Moro que habla Castellano que es ia ladino, teniendo por latina a nuestra Lengua. Pero como en ladino ai corrupción de mudar la t en d, i en Romance de Romane añadiendo la c, assí nuestra Lengua es latina i Romana, pero ladina i romance, con corrupción de gramática i vocablos.

T latina = C o y romance. Ejemplos:
Capita, captare, duritia, oscitare, platea, puteus, scortea, singultus, tintibulum =
Cabeça, caçar, dureça, bostezar, plaça, pozo, escarzela, sollozo, zenzero.

Cap. XIII. -Conclúyese la derivación de los vocablos.

Hay otras causas que hazen que no se conozcan claramente las deriuaciones: la vna es porque se an añadido letras, o sílabas a los nombres, como en muchos de lo que emos traido se a visto... la otra es quitando letras...

En algunas de las Letras que los latinos llaman mudas, como son la b, c, d, g, p, t, sucede en nuestra lengua vna cosa, que es justo no pasarla en silencio, i es que tiene tanta amistad con las líquidas l, i, r, que por acompañarlas y llegarse a ellas, dexan la vocal, que hallan entre medias en las dicciones latinas i saltándola se juntan con la que sigue i se pierde vna sílaba en la dicción... Ejemplo:
admirabile, nobile, notabile, terribile, &c. (i los demás acabados en bilis), aperire, cooperire, diabolo, fabulari, hedera, Hibero, Isidoro, libero, laborare, litera, miraculum, nebula, parabola, paupere, periculum, quatuor, quiritare, Roderico, regula, seculo, stabulum, sulphure, tabula, temporaneum, venabulum, vocabulo =
Admirable, noble, notable, terrible, abrir, cobrir, diablo, hablar, iedra, Ebro, Isidoro, libre, labrar, letra, milagro, niebla, palabra, pobre, peligro, quatro, gritar, Rodrigo, regla, siglo, stablo (establo), piedra sufre (azufre), tabla, temprano, venablo, vocablo...

Así otros vocablos, que siendo verbos se deriuan de nombres, i al contrario, de que ai gran número...

Aunque me e alargado en las deriuaciones no a sido tanto que no pudiera mucho más, auiendo dexado vn número mui grande de dicciones, que assí mismo se mudaron, pero de las vnas se colegirá lo que se puede admitir de las que restan...

Despréndese de lo dicho que en España corresponde la gloria de haber iniciado de una manera científica el estudio de los orígenes y formación de nuestra lengua a este varón esclarecido, así en todo género de virtudes como en todo género de letras.

Con gran elegancia y perfección, dice Vázquez Venegas (I), sabía Aldrete las lenguas hebrea, caldea, arábiga, italiana, francesa y otras; y de su integridad, vasta erudición y vida clarísima, habla a las gentes la inscripción que en 1645 se colocó sobre su sepultura del Sagrario de la Catedral de Córdoba. Su general cultura e intuición filológica están de manifiesto en sus libros en los cuales se vislumbran muchas de las leyes de la fonética moderna, de la transmutación, cambio y supresión de las letras, de la derivación, en fin, de nuestros vocablos de los latinos, ya en su tema, ya en los casos y tiempos de los nombres y verbos. El agudo ingenio de Aldrete se reveló también al buscar en otras lenguas romances, como en el italiano, sin olvidar el catalán, el portugués, ni el francés, el apoyo de sus argumentos y conclusiones iniciando así la filología comparada y las grandes conquistas que este procedimiento podía llevar a cabo para la ciencia, según que en estos tiempos modernos se ha visto.

I: Copia y extracto de la Crónica de la ciudad de Córdoba. MS. de la Biblioteca de D. Aureliano Fernández-Guerra.

Con nutrida erudición esclareció, finalmente, los verdaderos orígenes de nuestra habla, hallándolos en el latín hablado en España como provincia romana, y corrompido después, aunque no desnaturalizado, por la decadencia del Imperio y por los bárbaros invasores, que dejaron honda huella en la declinación de los nombres y en el uso del participio con el verbo sustantivo, creando
así la voz pasiva. Tal vez dio el Canónigo de Córdoba demasiada importancia a esta causa histórica, afirmando con llaneza haber comenzado la lengua castellana con la venida de los bárbaros cuando comenzó la italiana, sin notar, cual se merece, la importancia del principio de evolución latina
en la génesis de nuestro idioma: tal vez al señalar las diversas lenguas que rindieron al castellano algunos de sus elementos, dio, como Valdés primero y, después de Aldrete, Mayans, sobrada importancia al griego, sin advertir que, acaso más que de la directa influencia de las colonias zacyntias y focenses, proceden los vestigios helénicos que el castellano posee, además de la indudable intervención latina, del estudio que de ella hicieron los Prelados de los siglos V, VI y VII
y los sabios del Renacimiento en el siglo XVI: tal vez, en fin, proclamó, con inexacta latitud. que la lengua latina fué común y vulgar en toda España, y unió y estrechó todas las voluntades antes de los godos, afirmación repetida por el doctísimo Señor Don Francisco Martínez Marina en tiempos no
lejanos. El cual no tuvo, ciertamente, en cuenta que si es verdadero que las lápidas, inscripciones, monedas, tratados, leyes y escritos de toda clase convencen de la generalidad del idioma del Lacio en España, no es menos verdadero el testimonio de poetas y oradores, geógrafos e historiadores que se han referido a las lenguas indígenas habladas por el pueblo español, al par de la lengua oficial o latina (I), y el testimonio vivo del idioma hablado por el altivo poblador de las verdes montañas que circundan el golfo cantábrico.

Pero hay, en resolución, que reconocer que no era lógico que llegase a precisar y a aquilatar todos los elementos de una ciencia, quien puede decirse que, juntamente con Núñez de León, era el primero que echaba sus cimientos.

I: C. Plinio Segundo, Naturalis Historia, libro III, cap. II; lib. XXXIII, cap. XII, cap. XIX; lib. XXXI. cap. XL.
C. Tácito. Annales. lib. IV, anno A. N. DCCLXXVIII.
Silio Itálico, Bella Púnica, lib. III.
Quinto Ennio, Apud Carisium, lib. II.
M. T. Cicerón, De Divinalione, lib. II.
M. V. Martial, lib. IV, epíg. LV.

CONTINÚA aquí